Lo que les indigna es la indolencia. “Cómo no son sus familiares, ellos están muy en la concha”, dice María Teresa Gabriel Cabrera, quien pasó la noche de ayer y la mañana de hoy buscando a un familiar.
Jaime Briones Vaca, de 34 años, estaba en el ducto perforado de Pemex cuando sucedió la explosión en Tlahuelilpan, municipio de Hidalgo, y que ha provocado la muerte de 71 personas.
María Teresa llegó al lugar de la explosión ayer entre las ocho y las nueve de la noche. Logró ubicar a otros dos familiares, Sarai Estrada Rivas, quien está en un hospital de Tulancigo (aunque les han dicho que será trasladada a Lomas Verdes, en la Ciudad de México), y Luis Cabrera, quien está siendo atendido en Huichapan.
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Pero de Jaime no han sabido. Su desesperación es porque, aseguran, las autoridades no les han dado “una solución”. “Ayer nos dijeron que los iban a llevar (los cuerpos) al auditorio de Tlahuelilpan. Nos tuvieron ahí cuatro horas y no abrían. Hasta que se juntó la gente finalmente abrieron las puertas pero no había nada. ¿De qué se trata? Esto no es un juego”.
También buscan a Marcos y su hermano. “Queremos una solución de saber dónde pueden estar. Queremos que mínimo nos dejen pasar a identificar los cuerpos porque no nos dejan”.
Mientras tanto, y puesto que no quieren moverse del lugar de la explosión hasta encontrar a sus familiares, viven gracias a la solidaridad de la gente que vive en los alrededores.
“Nos traen cobijas, nos dan pan y café”, cuenta.