Laura es una mujer vencedora del cáncer de mama, es madre, esposa, hija y una guerrera que recibió una segunda oportunidad de vida después de 10 años de haber escuchado la noticia más difícil... padecer cáncer, maligno.
Un día de visita al doctor, en un chequeo le detectaron una pequeña bolita en el seno derecho, los doctores debían confirmar o descartar. Fue así que la enviaron a realizarse una biopsia. El resultado lo descubrió al abrir un sobre, no podía creerlo, tenían que decirle a alguien lo que estaba pasando, fue a su negocio e interrumpió sus labores debido a la gravedad de lo que estaba pasando, pasaron los días, estudios, y de pronto un día uno de sus senos había sido retirado de su cuerpo. Pero Laura, nunca estuvo sola.
En entrevista con MILENIO comparte su experiencia, con la esperanza de que las mujeres que lo lean sepan que el Cáncer de mama es una adversidad que se puede superar: "lo que pasó por mi mente fue, no quiero dejarlos solos, pero tienes que ser fuerte, dices, Señor tengo que estar bien, cuando llega mi papá a verme al hospital, me acuerdo, desde niña me decía ante un problema, me decía hija no llores, enójate”, recuerda Laura embargada por la emoción
“Cuando llega al hospital me dice: ¡hija! ¿qué te pasó? y que empieza a llorar, y le dije, no llores papá , volteé a ver la cabecera en el sanatorio, vi un Cristo y le dije primero Dios voy a estar bien".
Durante el pesado tratamiento que tuvo que pasar Laura, afortunadamente nunca presentó vómito, salvo pequeñas complicaciones de sangrado.
Al año de haber sido detectada con cáncer de mama, vendría una segunda intervención en su seno, los doctores le recomendaron trasplantar grasa del estómago al pecho, con efectos secundarios que la llevarían durante varios días a terapia intensiva.
"Yo le dije a mi marido que no quería pasar por esa cirugía, no quería estar en terapia intensiva mi esposo me apoyó y me dijo que no me pusiera nada si yo no quería, que así estaba perfecta y así me hace sentir hasta hoy. Tengo una familia muy bonita", afirma con convicción.
La fortaleza.
Durante una década de incertidumbre en la vida de Laura, siempre estuvo acompañada por su familia, y otras personas –pacientes- que conoció en el trayecto de su tratamiento, recordó la primer quimioterapia, cuando entró a una sala y se topó con un hombre paciente de cáncer de próstata "le dije, ¿señor es muy difícil la quimio? y él me dio mucho valor, me dijo no tengas miedo, no pasa nada, no te sientas tan mal, eso fue un 4 de septiembre y él murió el siguiente 4 de enero".
Laura tiene dos hijas hoy en día tienen 26 y 23 años respectivamente, esta vencedora del cáncer teme que ahora ellas puedan desarrollarlo en un futuro, por lo que en todo momento aprovecha la oportunidad de explicarles los riesgos y la importancia de la auto exploración, e ir al doctor.
"Una de mis hijas ya tiene un hijo de 6 años, va con su ginecólogo, hoy es, como dicen en la televisión, tócate, explórate", resaltó.
"Yo trato de disfrutar la vida de la forma que a mí me gusta, viviendo como si nada hubiera pasado" concluyó.