Con motivo de la conmemoración del quinto aniversario de la explosión de un ducto de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo, que dejó un saldo de 137 muertos, familiares de víctimas y autoridades locales celebraron una misa solemne.
El encuentro al que asistieron alrededor de 400 personas se desarrolló en el sitio en donde ocurrió la también llamada desgracia más grande en la historia de Hidalgo, foro que deudos utilizaron para llamar a autoridades federales a cumplir acuerdos que hasta el momento no han sido resueltos.
Entre otros pendientes, señalaron la falta de un terreno para edificar la denominada casa de oración, apoyo a jefas de familia, becas para los huérfanos, talleres, y fuentes de empleo, dijo Guadalupe, una de las líderes del comité de deudos, quien apuntó que “aquí seguiremos esperando o quizá nos olvidaron”.
También utilizó la tribuna Aracely Ramos, quien vive en una calle de Tlahuelilpan donde se registraron 10 muertos en la catástrofe de hace 5 años; recordó que “hay un recurso de mil 100 millones de dólares que se debe recuperar”, haciendo referencia a la póliza contratada por Pemex a Mapfre en 2019 y que dio pie a una demanda que sigue sin ser resuelta.
Por su parte, el presidente municipal de Tlaxcoapan, Jaime Pérez Suárez, confirmó que, pese a que la desgracia ha sido mundialmente conocida como “La Explosión de Tlahuelilpan”, el predio donde se registró la detonación pertenece al municipio que encabeza.
“Estamos trabajando con Pemex para que se pueda municipalizar el terreno. Ellos ponen los lineamientos, porque estamos sobre los ductos de hidrocarburo y seguir aquí prendiendo veladoras o anafres, sería repetir la misma historia, estamos viendo cual sería el mejor punto para no causar el mismo problema”, explicó a Milenio el alcalde.
En el polígono, también conocido como memorial a los difuntos de la explosión, con alrededor de 60 capillas y cruces, se observan los postes que indican la ubicación del oleoducto que corre de Tuxpan, Veracruz, hacia Tula de Allende, Hidalgo, en los que Pemex refinación renovó letreros que piden “no cavar, ductos de alta presión bajo tierra”.
Para recordar a sus difuntos, también acudieron a conmemorar el quinto aniversario de la tragedia personas que compartieron su decisión de alejarse de las exigencias administrativas o políticas, así como de un eventual apoyo gubernamental, toda vez que la demanda de tiempo que se exige en las actividades laborales no se los permite.
Finalmente, el sacerdote encargado de oficiar la misa, José Marcelino Tovar Valdés, dijo a los asistentes que “el tiempo no es suficiente para sanar, aprender a vivir o estar en paz. Tenemos que darle vuelta una y otra vez a este sentimiento, a esta historia y a este vacío que ha quedado en la vida de cada uno de ustedes”.