“Para mí ser mujer significa todo lo que yo soy, también significa resistencia, una lucha constante”, señala Guadalupe Montes, de 16 años, emocionada y al borde del llanto. Es la primera vez que acude a la marcha por el Día Internacional de la Mujer. Sus pasos no solo se sincronizan con el de otras mujeres, siguiendo su recorrido está su padre, que se solidarizó con la causa y reparte agua y lonches a las manifestantes en Guadalajara.
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“Tratamos de apoyar con lo poco que uno puede ganar y compartir con los demás, porque así debe ser el ser humano, compartir todo, igual que los derechos que deben ser compartidos por una sociedad… todos tenemos una hija, una nieta a quien proteger, y desde lejos podemos apoyar también en oraciones, en lo que sea, y si me lo pide mi hija, ahí estaré”, externó César Montes.
Guadalupe compartió que su padre la alentó a incorporarse al movimiento feminista: “El que él esté acompañándome para mí es un orgullo enorme, porque sé que muchas de mis amigas no son apoyadas por sus padres y a mí me conmueve mucho el hecho de que poco a poco respete mis ideas”.
Cuando la temperatura llegó a los 31 grados centígrados, cerca de 400 mujeres participaron en la movilización que este año tuvo el lema “Contra el borrado de las mujeres”, arrancó a las 13:00 horas de la Glorieta de La Normal para llegar al Centro de Justicia para las Mujeres, donde exigieron justicia para las víctimas de feminicidio y desaparición, así como avances en las investigaciones.
El sol quemaba, pero no pararon. Había mujeres de todas las edades acompañadas de sus hijos e hijas. Hubo quienes cubrieron su rostro con pañuelos verdes o morados, pero su mirada reflejaba indignación. Durante el recorrido de más de dos horas hicieron eco consignas como “las mujeres no se tocan” o “un violador no será gobernador”.
A la cabeza del contingente iba el bloque separatista, mujeres y niñas; le siguió la batucada y detrás de ella el resto del contingente. De repente, tras los gritos y varios kilómetros recorridos, el silencio se hizo presente.
Desde la Glorieta de la Normal, avenida Alcalde, avenida Circunvalación y División del Norte las mujeres pararon hasta siete veces para leer sus exigencias. Las demás escuchaban atentas, luego levantaban el puño en señal de resistencia y continuaban con la ruta.
En la zona también había alrededor de 613 mujeres policías de diversas corporaciones, quienes siguieron de cerca el contingente para evitar algún incidente; no obstante, algunas mujeres de grupos radicales intervinieron dos paradas de camión, quebraron vidrios de aparadores de publicidad y realizaron pintas en algunas paredes.
Antes de que las manifestantes llegarán al Centro de Justicia para las Mujeres parte del cuerpo de policías se movilizó bloqueando las laterales a los medios de comunicación. La euforia continuó. Las manifestantes llegaron a su destino después de las tres de la tarde.
El sonido de la batucada anunciaba su llegada. El Centro de Justicia para las Mujeres, en la colonia Jardines Alcalde, lucía diferente, pues colocaron vallas para impedir que irrumpieran a sus instalaciones; sin embargo, ellas intentaron tirar el cerco mientras elementos de la policía del municipio lo impedían. No lo lograron, entonces sus consignas donde visibilizaron las violencias que padecen volvieron a escucharse por media hora.
Pararon, descansaron y continuaron con una serie de actividades para remembrar el Día Internacional de la Mujer. El sol se metió, pero sus voces no callaron por casi siete horas.
En lo que va de 2021, suman 38 mujeres asesinadas de manera violenta en Jalisco, de las cuales solamente ocho están tipificados como feminicidios, de acuerdo con información de la Fiscalía del Estado.
En la Antimonumenta, instalada en el Centro Histórico de Guadalajara, también se reunieron para clamar justicia y seguridad.
La Minerva viste de rojo
Con la instalación del tejido Sangre de mi sangre, creado por la colectiva Hilos, activistas representaron la sangre de las víctimas de feminicidio y desaparición en Jalisco.
“Este año, al no poder marchar, tenía que ser algo importante, y las voces de todas y de todos no podían ser silenciadas, entonces decidimos seguir tejiendo y seguir con esta acción, y La Minerva es un emblema de la ciudad tapatía y realizamos estos tejidos con la colectiva, familiares de personas desaparecidas o víctimas de feminicidio”, dijo Margarita Rodríguez, integrante del colectivo.
Agregó que, a pesar del aislamiento, se convocó a través de redes des sociales para que las interesadas tejieran de manera individual y, posteriormente, unir el trabajo de alrededor de 200 participantes.
La red mide aproximadamente 280 metros cuadrados y permanecerá dos días en La Minerva para después exhibirla en el Patio de los Naranjos en el Instituto Cultural Cabañas. “El día 17 estará en el museo y están todos invitados, el museo tiene una serie de actividades en relación con 8M y vamos a continuar tejiendo los domingos, a que tejan con nosotras”, dijo.
Las “manchas” también están en Puerto Vallarta, Ciudad de México y Chihuahua, y llegará a otros países de Latinoamérica, gracias a colectivas, centros culturales y galerías que replicarán esta acción en el espacio público. La iniciativa pretende generar conciencia sobre las desigualdades y la enorme brecha que existe en nuestro país en cuestión de perspectiva de género
SRN