La respuesta del gobierno al movimiento del 8M no está a la altura

Para Patricia Ortega, en Jalisco se puede medir el desempeño de las autoridades con la Alerta de Violencia Contra las Mujeres, de la que no se ha hecho ningún informe

Marcha del Día Internacional de la Mujer en Guadalajara durante 2020 (Fernando Carranza)
Teresa Sánchez Vilches
Guadalajara /

A casi un año de que mujeres de todo el mundo se movilizaran para exigir sus derechos, el 8 de marzo de 2020, unos días antes del comienzo del confinamiento por la pandemia, ni las instituciones ni los gobiernos de los tres niveles han dado respuestas que estén a la altura de las demandas.

En Jalisco, un parámetro para medir el mal desempeño es la Alerta de Violencia Contra las Mujeres: “Seguimos sin tener un solo informe, de todo lo que va del gobierno actual, en donde se nos diga cómo va el avance de las recomendaciones y las medidas que se tendrían que haber implementado a partir de la declaratoria de alerta”.

Además, señaló, hay casos o situaciones en particular que muestran la perspectiva machista en el funcionariado, en diputados y diputadas; y en directivos de servicios.

A lo largo de estos 12 meses, no ha habido cambios verdaderos por parte del gobierno para entender las necesidades de las mujeres. La experta en el tema de los derechos de las mujeres asegura que a quienes están al frente del gobierno del estado realmente no les interesa hacer nada en este sentido. Si existen instancias como la Secretaría de Igualdad Sustantiva en Mujeres y Hombres (SISEMH), es solo para tranquilizar a los organismos que trabajan por las mujeres desde distintas trincheras.

“La secretaría de la igualdad y las personas que están a cargo cumplen con una función más bien estratégica del gobierno del estado, más que una función como tal. Para el gobierno es importante mediatizar o tranquilizar las exigencias de las mujeres. Ponen en la secretaría a personas que saben del tema, a personas que tienen la confianza de las organizaciones, pero en realidad al gobierno del estado no le interesa el tema .Más bien pareciera que pone estos perfiles para tranquilizar las demandas pero no para cumplir. Entonces pone entre la espada y la pared a la titular de la secretaría”, aseguró.


“La secretaría es quien coordina el trabajo de la alerta pero no tiene el respaldo o reconocimiento del gobernador para confrontar a la fiscalía, que es una estructura con un perfil que está mejor apalancado que el propio gobernador. Cómo le hace la secretaría para darle indicaciones a la fiscalía, si el propio gobernador reconoce públicamente, en junio pasado, que la fiscalía a está infiltrada, sabemos que la fiscalía está infiltrada, pero que el gobernador lo reconozca públicamente es diferente, además lo reconoció y no hubo ninguna consecuencia”.

Ante el panorama actual, la especialista ve en la construcción de la autonomía una salida real para avanzar. Las organizaciones y las mujeres que se ponen de acuerdo tienen la posibilidad de generar alternativas por fuera, tanto para la detección, la atención y la erradicación de la violencia: “Tenemos que ponernos de acuerdo. Lo que sigue es eso, porque no hay forma de establecer una prioridad para el gobierno. No va a suceder porque además el estado tiene problemas gravísimos con la delincuencia organizada, con el problema de la trata de personas y de la desaparición, que afectan a hombres y a mujeres. Son problemas muy serios y el gobierno no quiere y no puede darle prioridad al tema de las mujeres. Nosotras tendríamos ya que estar construyendo nuestras propias instancias de atención”.

Desigualdad

En su informe dado a conocer en 2005, sobre la situación en México, Marcela Lagarde, entonces diputada, aseguraba algo que sigue vigente no solo en este país sino en muchos países de Latinoamérica y otras partes del mundo: “Las mujeres están colocadas casi siempre en condiciones de desigualdad y sometimiento, además en constante inseguridad. La violencia conyugal y familiar hace que la casa no sea un sitio de resguardo, y la violencia pública hace que los centros educativos y laborales, las calles, los sitios de diversión o de reunión social o cultural, los transportes, los caminos, los barrios, los parques y los terrenos baldíos, sean percibidos como peligrosos”.

“El maltrato a las mujeres, la desigualdad y la inequidad de género prevalecen en el mercado laboral formal e informal, en la educación, el acceso a la salud, lo que impacta de manera negativa en el desarrollo personal y colectivo y en el acceso de las mujeres a la distribución de la riqueza y del poder político. Es decir, la mayoría de las niñas y de las mujeres es más pobre que los hombres de su misma condición social; la explotación es mayor en las niñas y las mujeres debido a la desprotección social, sindical y a la asimétrica organización del trabajo, la doble jornada, la brecha salarial, la explotación infantil y la jerarquía laboral”.

Y además

Luchas feministas


 Antes del reconocimiento del derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, los varones eran los que tenían un trabajo remunerado, tenían derecho al voto y solo ellos podían estudiar, entre muchas otras. Gracias a las luchas feministas, cada vez hay menos obstáculos para el desarrollo de la mujer. Pero aun hay mucho por hacer.


SRN

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