El 22 de junio se celebra a uno de los símbolos más representativos de una de las empresas con más tradición en Puebla: el Vocho de la automotriz alemana Volkswagen.
El Volkswagen Kafer nació a finales de la década de los 40, por el ingeniero austriaco Ferdinand Porsche, y la última edición de este vehículo tipo Sedán se fabricó en Puebla en 2003. Sin embargo, más de uno se enamoró de sus singularidades y hacen lo posible para mantener su historia en circulación, recorriendo las calles no con un vehículo, sino con un fragmento de la historia automotriz.
En el marco del Día del Vocho, MILENIO platicó con algunos integrantes de Vochiditos Club Puebla, un grupo de apasionados que han recorrido gran parte de México con sus “escarabajos” y, al mismo tiempo, rescatan otros en estado de abandono para que futuras generaciones los conozcan y compartan el mismo gusto por lo que ellos llaman "sus juguetes", que pueden ser roar roads, clásicos, convertibles y hasta difíciles de encontrar como una "hormiga" o un "beach boy".
“Nos recuerda a la infancia"
El presidente de Vochiditos, Iván Villafaña, resaltó su amor hacia los vochitos porque le trae muchos recuerdos de su infancia, pues su abuelo tenía uno y fue en otro similar donde aprendió a manejar.
Para él, los vochos son "juguetes para adultos" porque tener una unidad de este tipo "no es barato, no es nada económico, son automóviles que por su misma edad dan mucha guerra y hay que reemplazar muchas partes mecánicas, desde carrocería, rines, llantas, accesorios, son automóviles lentos".
Desmintió que pudieran ser automóviles menospreciados y más bien son sobrevalorados, ya que la gente cree que son ahorrativos y los modelos clásicos apenas dan 10 kilómetros de recorrido por litro de gasolina, es una unidad de 42 caballos de fuerza, con motor tipo bóxer de 4 cilindros y su velocidad máxima es de 115 kilómetros por hora.
"Pero eso a nosotros nos importa un banano. Podemos tener un auto nuevo en casa, pero cuando salimos con un vocho sabemos que todo mundo nos va a ver, nos va a saludar y que van a decir: 'Mira, ya viste al vochito' y eso nos hace felices porque son nuestros vehículos".
Una “hormiga” de 47 años
Celso Cóyotl Poblano no lo pensó dos veces cuando se encontró con la oportunidad de restaurar una camioneta Volkswagen T200, mejor conocida en México como "hormiga" porque cuando salió al mercado era fuerte, eficiente, rápida y ágil comparada a otros vehículos de la época.
Hecha en Puebla en 1974, Celso presume orgulloso su unidad número 1279 de las 3 mil que se fabricaron. De éstas, calcula que apenas quedan en circulación unas 40 y posiblemente la suya sea la única en Puebla capital.
Han pasado dos años y no termina de restaurarla porque las T200 fueron hechas a mano, con "piezas soldadas, puertas como de herrería, la suspensión es de tubulares ensamblados" y el tono es original, es una peculiaridad porque este trae el motor adelante, las velocidades soon muy diferentes, usa suspensión de muelles, de horquillas, barras de torsión".
"Es una monería"
Miguel Ángel Puga tiene el gusto de contar con un vocho hecho 100 por ciento por manos mexicanas en la planta de Puebla, pues su Mastretta o "beach boy" es de los pocos sobrevivientes, los cuales tienen la particularidad de ser fabricado con fibra de vidrio.
"Lo ven en la calle y es una monería, hasta los niños dicen que quieren uno así, lo ven en la calle". Él lo adquirió en condiciones deplorables vía Facebook por apenas 4 mil pesos, pero después de dos años de trabajo e inversión, asegura que su valor en el mercado supera fácilmente los 100 mil pesos.
AFM