“Lo más complicado para mí al caminar en la calle es la ignorancia de las personas, esa poca cultura que a veces tienen de no respetar a quienes tenemos una discapacidad, y tenemos el derecho al libre acceso” .
En 31 años de edad Paulina ha vivido la misma historia, pues ha tenido que enfrentar todo tipo de conductas por parte de la sociedad que se auto nombra “sana” ella es una de las 240 mil personas del estado de Guanajuato que presenta una discapacidad.
“No podemos desplazarnos porque hay personas que ponen sus vehículos a media banqueta, o por ejemplo cuando vamos a cruzar una calle, nos toman del bastón en lugar del brazo, o preguntarnos si queremos cruzar, es uno de los tantos obstáculos” relató la joven.
No es para menos, de acuerdo al Instituto Guanajuatense para las Personas con Discapacidad (INGUDIS) este panorama va en aumento, pues se estima que para el 2020 la cifra crezca al 6 por ciento, de ahí la importancia de seguir planeando políticas públicas.
“Me atrevería a decir con sus letras que somos un estado incluyente en proceso porque si bien han habido avances significativos tenemos insisto el tema de movilidad una red de transporte público adaptada en los 46 municipios arrancamos durante el 2019 un proceso de habilitación en los centros históricos para generar una accesibilidad universal , hay muchos retos todavía por hacer, hemos avanzado en el empoderamiento de la persona con discapacidad hoy los vemos más inmiscuidos en diferentes áreas en el deporte, la cultura, en la escuela, en la diversión” José Grimaldo, director del INGUDIS.
Ejemplo de la inclusión de personas con discapacidad es el INGUDIS, pues el 30 por ciento de su recurso humano está empleado bajo la filosofía de permitirles trabajar de manera normal, autónoma e independiente.
“Rehabilito a personas con debilidad visual, con ceguera o con baja visión, porque mi discapacidad es ceguera total por retinopatía del prematura, naci de 6 meses y mi discapacidad no ha sido una limitante para desempeñarme en mis labores y muchos menos como madre y mujer”.
Existe una forma de reconocer a una persona con discapacidad visual, de acuerdo al color de su bastón; si es blanco esto significa que es ciego, de ser verde indica que tiene debilidad visual, pero si transita con un bastón en color rojo, se trata de un paciente sordo-ciego.
“Yo les diría que se informen, que lean, que pregunte que cuando se acerquen a una persona con discapacidad no tengan miedo a preguntar qué necesitamos o cuál es el apoyo que pueden brindar, porque la discapacidad no es una elección, la ignorancia sí” Silvia Paulina Chávez Sánchez