Las ventas de artesanías en la Zona Arqueológica de Tula (ZAT) han disminuido en la última década debido a la falta de promoción de este complejo histórico, pues el turismo también presenta una baja.
Así lo señala Margarita Rivera, quien desde hace 42 años vende en los andadores de este complejo arqueológico, explicó que en esta temporada sólo tratan de sacar la mercancía, pues ante el descenso de turismo ya no adquieren mucho producto.
El turismo que arriba a este complejo, uno de los más representativos del país, es local o de la región centro del país, e insistió que falta publicidad para la zona y de esta manera motivar a que más personas visiten el lugar.
Los 46 artesanos que expenden en la ZAT enfrentan esta situación actualmente, y explica que desde hace 10 años reportan estos números, además de que como vendedores directos se percatan que el número de extranjeros que visitan esta zona ha disminuido considerablemente, pues antes había visitantes japoneses, alemanes y de otros países, pero ahora la mayoría de clientes son visitantes nacionales.
Reconoce que sobre esta problemática no han dialogado con autoridades del rubro, pero insiste en que se requiere difusión de este complejo arqueológico tolteca, para que incrementen las ventas y se genere toda la derrama económica.
Por otra parte Rivera señala que los productos con mayor demandan tienen son los atlantes, ya sea de cerámica o barro, vasijas, silbatos, así como productos de yeso y lapidaria, aunque esta última requiere un proceso de elaboración más complicado, lo que se suma además al incremento de la materia prima.
La artesana invitó a la población a visitar la ZAT y adquirir artesanías para apoyar a los productores locales, pues resaltó que muchas familias dependen de ello, y en algunos casos es el único ingreso.
Alfonso Jiménez, quien desde hace más de 50 años vende en el punto, considera que la temporada del equinoccio incrementa las ventas, aunque reconoció que en los últimos años han registrado bajas ventas, particularmente durante la contingencia sanitaria por la pandemia de covid-19.
Explica que por dos años dejaron la venta de artesanías al interior del complejo por el cierre, por lo que tuvieron que buscar actividades alternas para sostener a sus familias, y en su caso se dedicó al campo.
Para entrar a trabajar a otro sitio, dice, requería estudios y en su caso no cuenta con ellos por lo que se dedicó a laborar en el campo; su familia también se dedica a la elaboración y venta de artesanías, por ello también les resultó difícil el periodo de pandemia.