Pese a que la venta de ladrillo ha caído en un 50 por ciento, la producción de este insumo no para, de lo contrario no tendrían forma de subsistir los ladrilleros de la capital del calzado.
“Es que ahorita la mayoría de bodegas, donde almacenan tabique también ya las están cerrando, por eso de que ya no tienen a quién vender y eso está perjudicando bien harto. A la semana eran de 10 o 12 por semana y ahorita son como de 3 mil o 4 mil los que se venden por semana”, dijo en entrevista.
Juan Antonio, por 17 años ha trabajado en este oficio, de aquí comen su esposa y dos hijas, un legado que dejó su padre a él y a sus hermanos, apto para quienes deseen ganar unos cuantos pesos, seguros a la semana, sin embargo, no todos soportan el trabajo duro.
“Todo este año que pasó, estuvo buena la venta, pero donde sí se carga un poquito más es en las lluvias, pero también no podemos hacer mucho, y nos los descompone, por eso ahorita como antes de que empiecen las lluvias, algunos ya empiezan a almacenar como para ese tiempo tener buen puño y nomás estar vendiendo”, platicó.
Entre rumores se escucha que dentro de poco podrían parar labores y descansar por lo menos tres semanas, situación que mantiene la certidumbre latente para él y al menos 100 empleados más que laboran en la zona, pues de este trabajo viven al día
“Aquí no nos queda de otra más que hacer esto, porque ya por otro lado no, esto es de lo que vivimos, tengo en esto como entre 15 y 17 años”, señaló.
Ahora las pilas de ladrillos acumulan lo de 2 meses lo acumulado a 70 mil pesos, al día producen 600 tabiques, y los trabajadores perciben un sueldo de 2 mil 100 pesos a la semana por mil ladrillos, algunos comienzan antes de que salga el sol para ganar al tiempo y evitar lo menos posible las inclemencias del tiempo, pero, para ellos, no hay de otra, es su forma de vida.