Todo está listo para que la Iglesia Católica realice la peregrinación y celebración eucarística en honor a San Ignacio de Loyola, misma que se efectuará este domingo seis de agosto desde la capilla que lleva su nombre rumbo al Cerro de las Noas.
La fiesta de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, orden religiosa que desempeñó un papel decisivo en la Reforma Católica, también llamada "Contrarreforma" de los siglos XVI y XVII, arranca justamente el 31 de julio.
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Se le recuerda por su conversión como un acto de reconciliación y transformación, ya que el soldado y sacerdote tuvo cambios en su forma de vida, sus valores y sus prácticas espirituales, una experiencia que nos invita en todo a amar y servir.
La peregrinación de Ignacio de Loyola fue una verdadera batalla por vencerse a sí mismo y liberarse de las “redes y cadenas”, de los “afectos desordenados”, los apegos con los que el mal espíritu nos ata, nos aprisiona.
¿Cuál será el recorrido?
Es por esto que los católicos lo recordarán con la peregrinación que arrancará este domingo en punto de las 17:00 horas, donde durante la procesión se contará con la imagen del santo, partiendo desde la capilla que lleva su nombre, ubicada en la calle Perú y Ecuador de la colonia Aviación, para subir al Cerro de las Noas.
Una vez que concluya el recorrido, los asistentes se dispondrán a presenciar la celebración eucarística en punto de las 18:00 horas.
Se hace la atenta invitación a los feligreses para que participen en dicha peregrinación, misma que es organizada por los devotos de San Ignacio de Loyola.
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¿Quién fue San Ignacio de Loyola?
Ignacio de Loyola nació en 1491 y murió en 1556, fue un soldado y sacerdote español, considerado un hombre avanzado para su tiempo.
Una de las características espirituales que lo definen es muy actual: conjugar la búsqueda constante de una divinidad con la libertad humana creativa, piedad y transformación del mundo, contemplación sensorial de Dios y acción discernida.
Esta integración se visibiliza ya desde la experiencia honesta del discernimiento de mociones, que empezó en Loyola sintiendo consolación tras leer vidas de santos y desolación tras imaginar épicas hazañas.
En el fondo, aprender a discernir es dejar de vivir como cristianos infantilizados: en lugar de que nos den los “platos” que debemos comer, se nos ofrece un “cocinero”, el discernimiento, que entiende el lenguaje divino y acompaña siempre para crear en cualquier contexto donde vivamos los mejores platos según modos y tiempos, lugares y personas.
Con la elaboración de un método, los "Ejercicios Espirituales", de los cuales es santo patrono, Ignacio puso a las personas en contacto directo con Dios, no mediado por nadie, ya que comprendió la dignidad de cada vida como criatura amada y la necesidad de comunicación directa con un creador, siempre caminando en Iglesia, en la figura del acompañante, pero catalizando en cada hombre y mujer una multiplicidad de vocaciones personalizadas, frutos del diálogo espiritual.
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