Don Florencio es invidente y carga hasta 100 kilos de verdura a sus casi 60 años, “ahí sale para matar el hambre”

Diariamente recorre 25 kilómetros de distancia para comprar lo necesario.

A las 5 de la mañana se despierta para hacer un recorrido desde centro de Altamira a los mercados de Tampico. (Sergio Sánchez)
Sergio Sánchez
Tampico /

Son las cinco de la mañana, la calle está en silencio, solo se escucha el golpeteo de un palo sobre la banqueta y el rechinar de los zapatos que avanzan lentamente. Las sombras sobre las paredes acompañan a don Florencio Martir del Ángel para tomar el transporte público e iniciar el recorrido que diariamente hace del centro de Altamira a los mercados de Tampico.

“Buenos días don Florencio”, escucha, saluda a la gente que como él sale a trabajar, “buenos días”. No para de caminar, tiene prisa por llegar.

El recorrido ha iniciado, son 25 kilómetros de distancia de un punto a otro, los mismos que va y viene todos los días.

Don Florencio es comerciante, hace más de 30 años llegó a Altamira procedente de Tantoyuca, Veracruz, se dedicó a la pesca pero lamentablemente un par de accidentes le hicieron perder la vista totalmente hace 12 años, eso no ha sido impedimento para seguir luchando día a día. Ofrece sus verduras a un costado de la casa de la cultura de Altamira, de su cuello también pende un botecito donde pide a la gente le ayude con una propina.

El auto de transporte público inicia el recorrido, llega al destino, y pronto el hombre baja para comprar el producto. En el mercado ya conocen al comerciante de 56 años de edad, de baja estatura y piel morena, saben de su fuerza. 

La compra está hecha; una arpilla de 30 kilos de limones, una caja de 20 kilos de camote, una bolsa con 30 piezas de elotes, además de 15 kilos de nopal y verduras. La inversión está hecha, es hora de regresar pero… arpilla y cajas están amarradas de manera que todo pueda cargarse, Florencio no usa diablito, tampoco paga taxi para la compra, increíblemente carga todo sobre su espalda, incluso cuelga una bolsa de su cabeza.

Don Florencio Martir del Ángel se levanta desde las cinco de la mañana. (Sergio Sánchez)

El palo de escoba que usa como bastón son sus ojos, se abre paso, camina mientras la gente lo observa con asombro “a veces vengo más cargado hasta cien kilos traigo. Voy hasta Altamira y vengo aquí (mercados de Tampico) porque ir a la central de abastos es muy peligroso, tengo qué caminar más por la orilla de la carretera, soy ciego total”, dice sin parar su andar. “Pues así tengo unos 12 años, le gano poco pero ahí sale para matar el hambre”.

Son 400 metros de distancia de los mercados al Hotel Impala, a su paso sale una dama para guiarlo sobre la banqueta “tratamos de ayudarle en su camino, aquí pasa todos los días, es un señor muy fuerte, un ejemplo para muchos y no se cansa”.

Su caminar se detiene, permanece de pie con la carga encima, pasan los minutos hasta que llega el carro de la ruta Tampico-Altamira “ya me conocen los choferes de Altamira, luego hay carros que no traen cajuela y hay que esperar más tiempo”.

El transporte ha llegado, baja la banqueta, el chofer abre la cajuela, Florencio se sienta y solo recarga su cuerpo cuan gran experto; baja la mercancía de un solo movimiento. Mientras la unidad avanza hay un solo pensamiento de aquel hombre que un día llegó de su natal Tantoyuca, Veracruz con las ganas de progresar, de sacar adelante a su familia, de mostrar al mundo entero de que querer es poder, que no existen barreras arquitectónicas ni pretextos que detengan a una persona cuando se quiere salir adelante en la adversidad.


SJHN

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.