Son famosas por su particular olor, sabor y tamaño, pero las donitas del centro además son parte importante en la historia de Guadalajara y es que este peculiar manjar ha sido degustado por generaciones desde hace más de 70 años.
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Estas donitas son uno de los snacks más reconocidos y famosos de Guadalajara, sin embargo la opinión es dividida, hay quienes las aman y hay quienes las odian, pero cómo surgieron y a qué saben.
Su historia nace en 1947 de la mano de la familia González, quienes decidieron emprender un negocio, aunque en realidad empezó enfocado en la industria de dulces y refrescos, posteriormente llegaron los helados, paletas y aguas frescas y finalmente las donitas.
“La idea es de mi bisabuela Beatriz Gómez, pero el negocio lo puso mi abuelo, porque el negocio de mi bisabuelo era otro, dulces y refrescos, pero para estar en la misma industria, pero con algo nuevo empezaron a hacer helados, paletas y aguas frescas”, detalló Javier González, actual encargado del negocio.
En ese entonces la familia realizaba constantemente viajes a Los Ángeles y fue en uno de estos, que la señora Beatriz, bisabuela de Javier vio unas peculiares máquinas para hacer donitas, por lo que, a su regreso a Guadalajara, habló con su marido para adquirir una de estas máquinas e introducir este nuevo producto en su negocio.
Aunque con dudas, pero con la insistencia de Doña Beatriz pronto fue una realidad y ya con una máquina a la que le hizo algunas adaptaciones, la mujer ideó la receta perfecta para que estas donitas fueran irresistibles, así negocio adoptó el nombre; ‘Nieves y Donas Fiestas’.
Si bien la receta completa es secreto de familia, a diferencia de las donas tradicionales estas, no llevan tanta azúcar o algún tipo de betún encima, son más sencillas, pequeñas, bien formaditas, son sabor dulce, pero no empalagoso y eso sí, un olor tan característico, que ha varias cuadras se puede percibir.
“Normalmente las donitas en Estados Unidos no tenían tanto sabor, era básicamente harina y azúcar y aquí le agregamos un par de ingredientes que no puedo revelar adicionales, pero tampoco las hacemos como en casi todas las partes del mundo que le ponen azúcar encima, chocolate o cajeta por ejemplo, uno de los principales ingredientes que las hacen únicas es el aceite de coco, eso sí lo puedo decir con toda libertad, el aceite de coco nadie lo usa para este tipo de donitas, nosotros sí, también es por eso del olor tan fuerte”, detalló.
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El proceso de preparación es relativamente simple, una vez con la masa lista, se vierte en la máquina que les da forma y arroja a la parte de la misma que contiene ya el aceite de coco caliente, las mujeres que trabajan en las sucursales manejan la máquina, supervisan que estén bien formadas y les dan vueltas hasta que tengan la cocción correcta, una vez listas, las sacan, estilan para retirar el exceso de aceite y están listas para empacarse, todo el proceso puede ser visto por los clientes ya que la máquina esta a la vista de todos. Cabe recalcar que su sabor es mejor si se encuentran todavía calientitas.
Por años ‘Nieves y Donas Fiestas’ han permanecido en el corazón del Centro Histórico de Guadalajara, específicamente en el edificio Plaza sobre el ahora andador Alcalde, y solo tres años después, en 1950 abrieron otra sucursal en Pedro Loza, ambas han permanecido firmes y ofreciendo este manjar a generaciones enteras.
“Se siente padre, porque es muy sencillo, conoces gente nueva y es de; - ¿a qué te dedicas o qué haces? -, -esto y tengo un negocio; ¿conoces las donitas del centro? -, -ha si como no, mi papá, mi abuelo y me encantan-, -ha soy yo-. Es padre, pero es una responsabilidad evidentemente de seguir con algo así de emblemático, famoso, nos dimos cuenta el año pasado con el cierre del edificio, que la noticia no era el cierre del edificio, la noticia era el cierre de las donitas, es una sensación de mucho orgullo, y esperemos que dure más generaciones”, señaló Javier.
Una de las claves para que este negocio siga vigente en el seno de Guadalajara por tanto tiempo, es el hecho de que por 75 años que tienen de historia, la receta jamás ha sido modificada y de igual manera los procesos de sus preparaciones, otro de los secretos es la comunicación, amor con el que se hacen las cosas, pero sobre todo la unión familiar con la que se trabaja.
“Por ahí dicen que la tercera generación es la que hecha todo a perder, hasta ahorita no lo hemos logrado entre mi hermano y yo, entonces ya llevamos un buen camino recorrido y no es tan difícil si eres sincero con tu negocio y sabes hasta donde puede llegar y lo que puede hacer, siempre ha sido muy familiar, la gente que colabora con nosotros es familia, siempre ha sido una relación muy estrecha, muy amigable, muy familiar entre todos los que participamos y esto nos ha ayudado a que se mantenga”, dijo.
Su sabor se ha expandido, en los 90’s una sucursal llegó a Ocotlán donde permaneció 5 años, también hubo un intento en Zapotlanejo, pero hasta ahora solo las dos del centro son las que han mantenido la historia con la que ahora buscan llegar a Zapopan con la apertura de una nueva sucursal a un costado de la Basílica.
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Aunque son ya una tradición en el centro han sido duramente golpeadas, y es que con el inicio de las las obras de la Línea 3 del Tren Ligero, tuvieron que cerrar sus puertas, apenas les dieron luz verde u por la pandemia de covid-19, nuevamente bajaron las cortinas, cuando otra vez hubo luz, se dio el cierre del edificio Plaza y nuevamente bajaron las cortinas; sin embargo su fama y sabor las han mantenido como uno de los snacks favoritos, y pese a todo han logrado soportar estos cierres y permanecer deleitando a los tapatíos.
MC