A un costado de la rampa de ambulancias del Hospital Regional Número 45 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), mejor conocido como el “Hospital Ayala” en Guadalajara, se observa una escena que parece permanente: derechohabientes y familiares sentados en el suelo o sobre cajas de cartón, recargados contra la pared o junto a la malla ciclónica, mientras esperan ser atendidos.
En un recorrido realizado por el equipo de MILENIO JALISCO, acompañado por Yana Topetes, derechohabiente del IMSS, las escenas dentro del hospital reflejan no solo una sobrecarga en los servicios, sino también la precariedad de las condiciones en las que los pacientes deben esperar por atención médica.
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¿Qué pasa en el Hospital Ayala del IMSS?
El hospital, ubicado en el barrio tradicional de Santa Teresita, es un sitio emblemático en la ciudad, pero la situación actual dista mucho de lo ideal. Topetes, quien fue diagnosticada con dengue el pasado miércoles, ha tenido que regresar repetidas veces al área de urgencias debido a sus bajas plaquetas. En su visita más reciente, llegó al hospital a las 18:45 horas y no fue atendida sino hasta la 1 de la madrugada del día siguiente. Durante su espera, Yana observó a pacientes que llevaban en el hospital desde el mediodía, sentados en el suelo, agotados y frustrados.
“Está pésimo, está sucio, está desorganizado. No hay personal. A mí me limpiaron con alcohol porque no hay torundas. Todos estamos amontonados en el suelo; los que traen cobija o sábana están mejor, pero muchos, como yo, estamos directamente en el suelo”, relata Topetes. Con evidente frustración, describe las condiciones indignas en las que tanto ella como otros pacientes deben esperar. “Voy a tener que regresar porque me mandaron otra vez a mi clínica familiar. Es lo mismo, me traen de arriba para abajo y solo me dicen que tengo que descansar. ¿Cómo voy a descansar si no hay forma?”, se pregunta, destacando la falta de coordinación en los servicios de salud.
El equipo de MILENIO JALISCO ingresó al hospital para documentar las condiciones internas. Los pasillos, normalmente dedicados al tránsito de pacientes y personal médico, están llenos de personas esperando su turno. Algunos están de pie, otros han conseguido un asiento en las pocas bancas disponibles, y muchos más permanecen sentados en el suelo. Cerca de un elevador, una caja de cartón en el suelo se ha convertido en cama improvisada: encima hay dos cobijas verdes y una sábana blanca enrollada a modo de almohada, mientras que una botella de agua medio llena reposa a un lado. El personal médico transita por los pasillos sin inmutarse, como si la precariedad fuera ya parte de su rutina. La sobrecarga en los servicios es evidente, pero la normalización de estas condiciones preocupa a quienes exigen una atención digna.
¿Qué dicen pacientes del Hospital Ayala?
La situación se agrava al llegar al área de camillas, donde solo hay tres disponibles y todas están ocupadas. En una banca de metal, un paciente descansa en posición fetal mientras otro permanece de pie, conectado a un suero. Estas imágenes no son aisladas; son el reflejo de un sistema que, en palabras de muchos derechohabientes, está rebasado. Enrique Gracia, otro paciente que espera atención, expresa su molestia por la falta de respuesta a las quejas de los usuarios. “Da mucha molestia, es negligencia. Hablé con la subdirección y me dijeron que dejara mi queja en el buzón. ¿Cuándo va a llegar una solución? Nunca”, cuestiona. Gracia menciona que incluso acudió a la Secretaría de Subdirección para exponer las condiciones, pero hasta ahora no ha recibido respuesta alguna.
Otro de los problemas mencionados por los derechohabientes es el frío de la madrugada, que se convierte en un obstáculo adicional durante la espera. Aunque el cartón sobre el que descansan ayuda a amortiguar el frío, no es suficiente para hacer la situación soportable. “En la madrugada el piso se vuelve helado, al menos el cartón amortigua el frío un poco, pero es una noche entera de estar en el suelo, turnándonos los lugares en las pocas sillas que hay”, explica Topetes. Para muchos, esta es la única forma de “descansar” un poco antes de recibir atención médica.
El aumento de casos de dengue ha generado una saturación inusual en el Hospital Ayala, aunque las condiciones precarias no son nuevas. Los pacientes reportan que desde hace años el hospital enfrenta problemas de falta de personal, escasez de insumos y espacios insuficientes para atender a todos. Con el repunte de casos de dengue en la región, la situación se ha vuelto insostenible. Yana Topetes, quien ha tenido que asistir repetidas veces al hospital desde su diagnóstico, describe cómo los pacientes deben resignarse a estas condiciones, sin opciones de comodidad ni garantías de atención inmediata.
Los usuarios han hecho un llamado a las autoridades para que se tomen medidas efectivas que mejoren la infraestructura y las condiciones de atención en el hospital, especialmente en situaciones de emergencia como las actuales. Las quejas, sin embargo, parecen no encontrar eco. “No es posible que en plena ciudad de Guadalajara, en un hospital tan grande, la gente tenga que esperar en el suelo, sobre cajas de cartón, sin el mínimo de dignidad”, expresa uno de los acompañantes de los derechohabientes, quien también espera a que su familiar reciba atención.
SRN