Ha comenzado el corte de la flor de muerto en Lerdo y cada año la tradición se vuelve todo un ritual para los jornaleros que trabajan en esta labor, al volverse una fiesta que refresca la memoria y el recuerdo de aquellos que se adelantaron en el camino y que con este trabajo honran la vida, su pasado y origen.
Olor, color y frescura son virtudes que resultan un atractivo en el mercado no sólo regional, sino foráneo, al ir cargamentos que van hasta Saltillo, Ciudad Juárez e incluso Monterrey y de ahí, hasta Mcallen, Texas, donde la flor lagunera es muy demandada.
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Ya al mediodía los campos de flor aún de pie lucen esplendorosos, ya que la luz del sol a esa hora les ofrece un matiz diferente, especial y único al contrastar lo amarillo del Cempasúchil con el magenta de la Mano de León, combinación que atrae la vista tanto de nativos de poblados de Lerdo como de extraños que por curiorsidad acuden al lugar donde se planta, siembra y cosecha.
No se planta en grandes extensiones, pues son lunares que incluso no llegan a ocupar la hectárea completa, pues la parcela, además de tener vocación forrajera como para siembra de hortaliza, deja un espacio para la flor de muerto, cultivos que se volvieron tradición desde sus ancestros, pero que también les arroja buenos dividendos a los 68 ejidatarios que la trabajan en este municipio de Lerdo.
Ricardo Marrero, del ejido Álvaro Obregón, explica que la siembra y corte de la flor de muerto se volvió tradición entre las familias de estos poblados y que en su caso sembraron tres cuartos de hectárea, con las que sacan una lanita para “chiviar” y les queda todavía para las caguamas.
Desde el surco, don Ricardo dirige a distancia unos 20 jornaleros provenientes de ejidos vecinos, como Las Isabeles, Las Cuevas o Villa Juárez, quienes agachados con machete y oz en mano proceden al corte y a amarrar manojos, mientras que un trailer de reciente modelo avanza y empaca en canastillas para su embarque hacia Monterrey, para de ahí llevarla hasta la ciudad texana de Mc Allen.
Mientras allá al fondo cantan, bromean y hasta se ponen en pose para las fotos, acá don Ricardo se muestra complacido con la producción, aunque aclara que si bien la avenida del Nazas les favoreció por un lado, por otro les afectó un poco al darse un exceso de la humedad, a lo que se agrega que se adelantaron temperaturas frescas y ello provocó que a la flor le faltara sol, de ahí que el capullo no abrió la suficiente.
Sin embargo, dijo que el precio está en 20 pesos manojo, suficiente para llevar un ingreso adicional a sus hogares, así como para reservar flor para sus difuntos en los ejidos cercanos.
“De aquí salen los gastos y hasta nos queda para las caguamas, además en nuestras tierras sembramos cebollas, lechugas, calabaza, de todo un poco en el año”, agregó.
Agricultor desde su juventud, don Ricardo Marrero detalla que la siembra de la flor de muerto comienza el 20 de agosto y se lleva dos meses aproximadamente, pues los cortes comienzan este 27 de octubre en adelante y terminan hasta el 30, pues ya para esa fecha no debe quedar nada en las parcelas, ya que de aquí la flor sale vendida a intermediarios que la llevan a mercados, a los panteones o incluso a tiendas de autoservicio.
Mario Solis maniobra el camión que poco a poco se va llenando de los empaques que están listos para ser llenados con manojos de flor y sostiene que año con año viene desde Monterrey a comprar a Lerdo, cuya calidad es garantía al tener un color y olor único, pero además, se agrega la ubicación geográfica de esta región, que es lo más cerca que pueden estar de su mercado con Estados Unidos.
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