Con una máquina de doble salida de aire, fabricada por idea de artesanos del ladrillo de la zona oriente del Estado de México, buscarán mitigar hasta 90 por ciento las emisiones contaminantes que genera este proceso.
La elaboración de ladrillos rojos es un arte centenario que se ha convertido en una fuente de trabajo para más de 8 mil personas y el sustento para otras 40 mil en estados del centro del país.
Aquí el principal generador es el municipio de Chalco, en la región de Los Volcanes, desde donde se distribuye gran parte de los ladrillos que se venden en estados como Morelos, Tlaxcala, Hidalgo y principalmente Ciudad de México.
Pese a ser uno de los oficios que brindan sustento a miles, durante años ha estado “satanizado” por las emisiones contaminantes que generan los hornos donde se elabora este material de construcción.
Por ello, ante la necesidad de seguir trabajando para solventar a sus familias, los artesanos decidieron buscar alternativas para aminorar la contaminación y evitar sanciones por parte de la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente.
Rufo Lozada, líder de la Unión de Artesanos Tabiqueros de Chalco, explicó que de ahí nació la idea de crear una máquina que emite aire a través de dos tubos de salida, con ayuda de un motor, a fin de atizar el fuego.
“No somos los que más contaminamos, nos achacan a nosotros que quemamos llantas y que quemamos basura, pero no, nosotros en realidad usamos leña y el humo sale mientras alcanza la flama máxima”.
¿Cómo funciona la máquina?
El artefacto ni siquiera tiene nombre, pero incrementa la combustión al encender el horno, lo que genera que en cuestión de minutos se encienda y alcance una temperatura de más de mil grados centígrados.
La máquina de color gris está montada a un carro de ruedas, es manual y su diseño les permite llevarla de horno en horno cada que se prenden, para disminuir la generación de humo.
“Para explicarlo, podríamos decir que es como un brasero, cuando alguien va a prender uno al principio hace mucho humo debido a que la combustión es lenta, si nosotros le echamos más aire se prende rápido el carbón y el humo se termina. Así funciona nuestra máquina, genera muchísimo aire y en cuestión de minutos queda encendido nuestro horno, entonces el tiempo de emisión de contaminantes disminuyó de 100 a solo 10 por ciento”.
Piden apoyo de universidades
Pese a que les funciona, aseguran que aún continúan haciendo mejoras al diseño debido a que pretenden perfeccionarla, además su meta a corto plazo es incrementar su producción para que los 100 hornos integrados a esta asociación puedan trabajar con ayuda de este tipo de máquina.
“Por lo menos necesitamos unas 40 o 50 máquinas; tenemos que ir mejorándolas porque éstas son las primeras y hay algunas deficiencias, estamos mejorando el caballaje del motor, cambiando los sistemas del tubo porque debemos llegar a la distancia correcta”.
Para cumplir con las mejoras, la Unión de Artesanos pidió apoyo a las universidades del país para que realicen sus tesis o prácticas en el trabajo de los hornos y la máquina, ya que esto podría cambiar la manera de la elaboración de los tabiques a nivel nacional.
“Ahorita nos acercamos al gobierno municipal de Chalco para que nos asesoren y nos ayuden a contactar a universidades del todo el país para que, los jóvenes o maestros que quieran, vengan. Lo que queremos es que nos digan cómo mejorar la máquina y que esto se replique para que la elaboración sea más amable con el medio ambiente”.
Trabajo artesanal
En este lugar es común ver a niños, jóvenes, adultos e incluso a personas de la tercera edad trabajando en la elaboración de ladrillos, quienes con ayuda de las manos y sus pies descalzos trabajan la tierra y hacen la mezcla para después pasarla a los moldes.
Luego de que tomaron forma y estuvieron al aire libre para “orearse”, ingresan al horno y terminan su cocción. En un horno puede producir hasta ocho millares.
Hace varios años la zona de hornos estaba lejos de la urbe, sin embargo, el incremento de asentamientos habitacionales ha provocado que actualmente estén muy cerca de las viviendas.
“Es un trabajo pesado pero muy bonito, esto es herencia de nuestros ancestros y no queremos que termine por decir que contaminamos, contaminan más los carros y la población tan creciente que ya tenemos”, finalizó Rufo Lozada.