En México 41 por ciento de la población leyó menos de 3.4 libros en este año, de los cuales 27 por ciento fue por entretenimiento y 40 compró un texto; es decir, menos de la mitad de la sociedad tiene aproximación con la lectura, lo que representa un reto para la industria editorial, de acuerdo a datos del Módulo sobre Lectura 2020 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
A esto, se suma la pandemia del nuevo coronavirus SARS-COV-2 que provoca la enfermedad de covid-19, que obligó a las librerías a cerrar y se cancelaron las ferias de libro, situación que se tradujo en una caída en las ventas a nivel nacional de 49 por ciento principalmente en la semana del 6 al 12 de abril con 79.2 por ciento menos que el año anterior, según información de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana.
Ante esto las editoriales mexiquenses trabajan contra corriente ya sean oficiales como el Fondo Editorial Estado de México y el Programa Editorial de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), o independientes como Literatelia propuesta que resiste en medio de la crisis, afirmó Manuel Alejandro Ceballos, presidente de esta casa editorial.
Con la llegada de la contingencia, señaló, muchos de los proyectos quedaron en pausa, pero desde que iniciaron el objetivo es ser aliados de los escritores y puentes con la sociedad, por lo que su labor continúa con bajo perfil.
Si bien el mercado no es favorecedor, reconoció que se trata de una apuesta, ya que su inversión podría regresar hasta 2024, pero la meta no es enriquecerse sino crear un espacio para la literatura, llegar a nuevos sectores, así como al público cautivo que se interesa por géneros específicos o especializados.
Su trabajo
Indicó que iniciaron en 2013 como Acción Poética, pintaron muros con frases de escritores y filósofos, posteriormente nacieron otras iniciativas relacionadas con la literatura y la cultura como la Revista Galerías del Alma, festivales, presentaciones de narradores, dramaturgos y ensayistas.
En junio de 2019 publicaron el primer libro de poesía y desde entonces se han sumado las autoras mexiquenses Marcela Magdaleno y María Michel Gómez Álvarez, además de escritores de Argentina, Colombia, Venezuela, Perú, Guatemala, el Salvador, Costa Rica, Nicaragua, España, Chile, Puerto Rico y Bolivia.
Como organización independiente, dijo, son libres de buscar autores de calidad y dejar su huella personal desde la edición hasta la impresión, pero la libertad les cobra factura que pagan de su bolsa y les pone en el camino retos que resuelven en la marcha como temas de distribución y difusión, por eso resaltó, que quienes eligen el mundo de las letras como profesión deben amarlo.
“Si te gusta la labor ya tienes la motivación, porque si lo ves como un negocio es más difícil que te convenga, por eso nos mantiene vivos querer hacer las cosas y la perseverancia”.
Consideró que la meta es que la lectura gane terreno, por ello, no cobran a los autores por publicar, a quienes seleccionan los promueven en revistas, blogs literarios y festivales para que lleguen a un mayor público, y aunque se trata de una actividad complicada en un país que no es reconoció por tener una sociedad lectora, subrayó que es necesario resistir aún con todo en contra.
MMCF