Egresados del ITESO crearon un sustituto de unicel hecho a partir de residuos agroindustriales y micelio de hongos, que resulta sustentable, asequible y funcional. Rodrigo Martín Barrientos, egresado de Ingeniería Financiera; Daniel Díaz Tazzer Herrerías, de Ingeniería Ambiental, junto con Amador Duarte González y Ricardo Muttio Limas, egresados de Arquitectura, integran el equipo de Radial Biomateriales.
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Radial Biomateriales se pensó como un espacio dedicado a proyectos de diseño y arquitectura, siempre con un enfoque de responsabilidad social, ambiental y económica.
“Ya no necesitamos grandes fábricas y grandes cantidades de petróleo para hacer materiales o productos. En lugar de minar y explotar los recursos, los cultivamos. Son organismos vivos los que generan los nuevos materiales”, afirmó el arquitecto.
Hoy, la empresa ya cuenta con premios locales y nacionales. El más reciente fue el Premio Nacional FedEx Crece tu Pyme 2019, con el que recibieron 475 mil pesos para continuar con su emprendimiento.
El “biocel” es 100 por ciento vegetal. “La idea es que el usuario pueda sacar su computadora del empaque, romperlo, tirarlo a su jardín y que en menos de 30 días se integre al suelo y se convierta en abono. El consumo responsable ya no es una moda, es el reflejo de una realidad”, consideró Amador.
La Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ) estima que el consumo en México de productos de unicel, es de alrededor de 125 toneladas anuales. Con una capacidad de reciclaje de apenas 3% del total, por lo que una opción biodegradable tendría un impacto significativo en la generación de basura a escala nacional.
“Podemos generar economía alrededor del residuo de la región, reduciendo costos de producción que, además, ya son muy competitivos en comparación con el unicel. Al menos, 40 por ciento menos por costo de producción artesanal. Escalando la producción, se pueden bajar aún más los costos”, comentó Rodrigo.
También se podría sacar del ambiente un material que resulte contaminante, como el caso del sargazo, ya que es una excelente fuente de celulosa para el hongo. “Definitivamente podríamos generar una solución para las costas de nuestro país, que es una problemática económica y de turismo muy fuerte”, señaló Ricardo.
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Una vertiente del desarrollo sería adaptar el proceso a la región para incidir en la economía local. Al estar localizados en Jalisco, la materia prima es el bagazo de agave. Pero en realidad, prácticamente cualquier residuo agroindustrial funcionaría: en Veracruz, se podría utilizar la caña de azúcar y en Chiapas los residuos del café, en tanto que, si este proyecto emigrara a China, la paja de arroz sería la materia prima, por ejemplo.
JMH