Tras un año de su cierre hidráulico y el reciente paso de la tormenta tropical Alberto, la presa Libertad ya está comenzando a captar agua, poniendo en riesgo a varios ejidatarios que no han abandonado la zona que se tiene pactada abarque el monumental embalse.
Con la presa Cerro Prieto al máximo de su capacidad, el agua que desciende desde la Sierra Madre por los ríos Potosí, Camacho y Pablillo está siendo almacenada en la presa Libertad, inundando áreas como el ejido Pitorreal, donde las propiedades ya han quedado sumergidas.
El acceso al ejido Pitorreal se ha vuelto imposible, con la escuela local, conocida como Juan Grande, y otras viviendas deshabitadas que ahora están bajo el agua.
La señora María, quien vive en el barrio ejido Cañas, relató que ante la amenaza de la tormenta que azotó a Nuevo León en junio pasado, Protección Civil del Estado los exhortó a salir de sus hogares, debido a la latente posibilidad de que la presa incrementara su almacenamiento.
“Cuando fue la lluvia, mandaron a gente en helicóptero a decir que nos saliéramos porque corríamos riesgo, y la verdad tienen razón, porque pues nos decían que ellos ya no se hacían responsables porque ellos ya nos pagaron. Y en el deber ser, nosotros ya no deberíamos de estar viviendo aquí, pero como no hemos construido en otro lugar o comprado casa, nos estamos quedando a vivir todavía aquí mi papá de 85 años y yo”, manifestó la señora María.
Mientras que don Fernando, habitante de La Hacienda, relató que la fuerza con la que bajaba la corriente del río Potosí los forzó a salir de su casa apenas con unas cuantas pertenencias.
“Por un momento sí nos asustamos mucho, porque empezamos a ver que el río llevaba mucha fuerza y que el agua se estaba acercando mucho a nuestra casa. Entonces tuvimos que irnos a la loma en un terrenito del patrón que no tiene luz, pero al menos ahí estábamos seguros, porque aquí corríamos mucho riesgo”, relató don Fernando.
Aunque en esta ocasión su patrimonio no se vio afectado, ambos están conscientes de que en un corto plazo tendrán que abandonar su lugar de origen porque quedará inundado.
Mientras que ellos ya recibieron su indemnización, hay otros habitantes que siguen a la espera de recibir su pago por parte de las autoridades, mientras los trabajos de construcción avanzan.
Tal es el caso de la señora Guillermina González, quien por años ha estado en desacuerdo con la cantidad que el Estado le quiere entregar por los terrenos donde actualmente habita.
“A mucha gente aún le deben su dinero y hay otros que ya se los dieron, pero siguen viviendo aquí porque no les alcanza para completar un nuevo terreno.”
“Usted sabe que la mano de obra es muy cara y los materiales ni se diga, pero la gente ha aceptado porque incluso les han dicho que si no aceptan, se van a quedar sin nada”, explicó.
Entre asuntos sin resolver con los afectados, grietas que hasta hace poco fugaban agua por la cortina y una obra hidráulica que aún no está al 100 por ciento, la presa Libertad comienza a incrementar su almacenamiento, el cual por el momento no puede ser suministrado al Área Metropolitana.
nrm