El arte de la impresión y su adaptación a la tecnología en MILENIO Monterrey

50 años MILENIO Monterrey

Los veteranos de la impresión, Enrique y Antonio, relatan décadas de transformación y perseverancia para hacer un diario.

En tres décadas de trabajo, Enrique Sánchez Ulloa ha vivido todos los cambios tecnológicos. Foto: Jorge López
Eduardo Mendieta Sánchez
Monterrey /

La rotativa parece palpitar cada noche y ser el corazón de MILENIO Monterrey. La maquinaria de producción donde se imprime el diario tiene vida propia, antes en forma rústica y ahora con tecnología y digitalización en abundancia.

A sus 20 años de edad, Enrique Sánchez Ulloa ingresó al área de prensa del periódico El Diario de Monterrey, realizando sus labores de forma manual.

Con el paso del tiempo se adaptó a las nuevas tecnologías, que ahora opera en un renovado periódico MILENIO, del que se siente orgulloso de formar parte tres décadas después.

Ahora, a sus 50 años, el jefe de Prensa con más tiempo en esa área realiza su trabajo en el espacio de producción y rotativa del diario, en la que plantean cómo esta tecnología ha sido la que mejor se ha adaptado a los tiempos y ha evolucionado desde los primeros días hasta hoy.

“Me tocó el cambio de aquel tiempo cuando se hacía todo manual, mandábamos las placas hechas a mano, ellos las limpiaban también a mano, por allá de 1996. Y fue desde el 2001 y 2002, cuando ya arrancó como MILENIO y todo se empezó a hacer digital, las láminas las grababan en CTP, una impresora digital que es láser, en el área de preprensa, de modo muy distinto al que se hacía manual.
“Ahí empieza todo. Lo que ustedes (los reporteros) mandan de información, están los editores y los que corrigen errores, ellos se encargan de pasar a esta impresora y se imprime en lámina para ponerlo en papel en la prensa Goss Urbanite”, relata.

Mi segundo hogar

Recuerda que al llegar el año 2000 se hizo el cambio de El Diario de Monterrey a MILENIO, de ser un diario local se convirtió en periódico nacional y empezaron a darse todos esos cambios.

“Lo tomamos como un cambio más que debíamos aprender y tener más cosas, ya lo venía viendo en otros lados y era solo cuestión de adaptarse a la tecnología, era muy distinto, nadie sabía cómo iba a funcionar, todo se fue acomodando.
“He pasado varias etapas en el mundo de la impresión, muchos compañeros que han entrado y se han ido con el pasar de los años, han fallecido o se han pensionado, de toda esa gente soy el único que se ha quedado, soy de los veteranos, de esos que entramos desde jóvenes. Ahorita, a mis 50 años, sé que valió la pena”, narra.

Enrique Sánchez Ulloa, padre de tres hijos, describe su trabajo como su segunda casa, pues aquí está su segunda familia, después de la propia: sus compañeros de trabajo de MILENIO.

“Al que le guste y ama su trabajo, lo tratas como tu segunda casa, segunda familia y ellos se adaptan a ti. Lo ves impreso y eso lo hacemos nosotros, son cosas que te van marcando, vale la pena estar cada noche aquí”, dice Sánchez Ulloa.
“Es un trabajo de todos los días. Estás en igual en las contingencias ambientales, inundaciones, huracanes, covid... aquí no hay de que hoy no voy a trabajar, tenemos que venir, no hay excusa”, explica.

Al recordar que todas las noches el trabajo inicia desde las 23:30 y dura por gran parte de la noche, el jefe de Prensa señala que los cambios y el uso de nuevas tecnologías siempre son para bien, y el que él experimentó en estas tres décadas fue de aprendizaje y conocimiento.

“El cambio estuvo bien, para estar siempre a la vanguardia de todos los periódicos y tienes que adaptarte y acostumbrarte a hacer las cosas mucho mejor que antes. Si Dios quiere aquí seguiremos hasta que nos preste vida y salud”, comenta.

La modernidad

Por su parte, Antonio Conde, jefe de Preprensa, lleva la camiseta bien puesta desde los 26 años, cuando ingresó a El Diario y ha experimentado los cambios tecnológicos que él mismo explica.

“El 1 de septiembre de 1997 entré a Preprensa, antes se llamaba escaner, que funcionaba con unos tambores de acrílico donde aún se montaban los negativos y transparencias. Se escaneaba la fotografía que nos la lanzaba hacia el monitor para hacer la digitalización y la fracción de fotografía, y la mandábamos a redacción.
“Ahora está todo digitalizado, antes era todo manual, cortábamos aquellas películas que teníamos del rollo de los fotógrafos que nos traían, ya sea de rollo o transparencia, y aquí, a cuenta hilos, cortábamos cada foto y buscábamos la mejorcita. Para montarla en un tambor se metía en una consola, giraba el tambor y ahí se escaneaban, de una por una, depende del tamaño; se podían meter de 25 a 125 fotografías, en 1997”, rememora.
Antonio Conde comenzó hace 26 años en el área de escaner, que hoy ha sido sustituida por la de Preprensa;Toño es el jefe actual. Foto: Roberto Alanís

Para el 2005, agrega, se cambió totalmente la forma de trabajar. De maniobrar las cámaras de película llegaron las cámaras digitales y se fue modernizando todo el proceso, ya sin necesidad de escanear foto por foto, pues el fotógrafo traía sus memorias y de ahí se bajaban las imágenes.

El jefe del área indica que la adaptación ha sido gradual, ya que los equipos se han ido modernizando a la par de la tecnología conforme transcurren los años.

Maquinaria. La tecnología agilizó el trabajo de Preprensa e impresión. Foto: Jorge López

“Pero que si tú me preguntas entre lo que hay ahorita y con lo que yo empecé, es muy grande la diferencia, y hoy MILENIO es el único periódico que aún da ese plus, donde el cliente puede hablar al periódico para poder mejorar el producto, tu revista o tu folleto, y por eso el cliente se va muy satisfecho del trabajo que se hace.
“Cada vez que veo mi trabajo plasmado en un suplemento, folleto o revista, todos nos sentimos orgullosos por el resultado del trabajo que realizamos, somos más rápidos, más eficientes, pero sin sacrificar la calidad, porque esa es la firma del periódico”, concluye Conde.
PRENSA. Los diarios se imprimen a gran velocidad en la Gross Urbanite. Foto: Jorge López

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