Elvira Hernández Carballido. Periodista, escritora y catedrática

LADO B

"Mi abuelito me puso el apodo de 'la callada', pero también me acuerdo que era muy observadora"

Elvira Hernández Carballido, escritora e investigadora de la UAEH. (Cortesía)
Alejandro Reyes
Pachuca /

Elvira Hernández ingresó a la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el 8 de diciembre de 1980, el mismo día que falleció John Lennon.

Es licenciada en Ciencias de la Comunicación y doctora en Ciencias Políticas por la UNAM y está a punto de cumplir 17 años como profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).

Siempre soñó con ser periodista y comenzó a ejercer el oficio a partir de 1987. Nació en la Ciudad de México, tiene 58 años, un hijo y piensa festejar los 60 a lado de su esposo en la Torre Eiffel.

Cuando se despierta por las mañanas, ¿qué es lo primero que piensa?

Ahorita lo primero que pienso es en mis alumnos, porque aunque no los estoy viendo les doy clase a las 7 de la mañana, entonces me despierto a las 6:30 y lo primero que pienso es: ¡ay, mis alumnos tengo que mandarles sus tareas, la lectura! Y pienso en ellos.

¿A quién admira?

Frida Kahlo siempre me ha gustado muchísimo, me gusta su semblanza, también amo a Mafalda y me encanta Janis Joplin.

¿Siempre ha tenido el pelo corto?

Solamente cuando estuve embarazada me lo dejé largo y me peinaba como la princesa Leia de la Guerra de las Galaxias, me gustaba mucho, es la única vez que lo he tenido largo.

¿Quién es su cantante favorito?

Ahorita ando muy Janis Joplin.

¿Por qué le gustan tanto las sirenas?

Ay, pues yo creo que porque nunca aprendí a nadar. Sonríe.

¿Baila?

Sí, pero soy malísima. Nunca sé llevar el ritmo. Si bailo con pareja, lo piso; soy malísima pero sí me gusta.

¿Cuál es su estación del año preferida?

Sin duda la primavera, porque en el mes de abril es mi cumpleaños, siempre se me hace un momento bonito el calorcito, las flores, siento como que la gente anda hasta más contenta.

¿Cuál es la comida que más le gusta?

Ay, soy bien antojadiza, si tú me llevas unos sopecitos… me encanta una comida que se llama peneques, los hacía mi mamá cuando era chiquita en mis cumpleaños, entonces soy muy de sopes, quesadillas, tlacoyitos, me gustan mucho.

¿Cómo fue su juventud?

Yo considero que fui una persona feliz, recuerdo mi juventud con mucho cariño y nostalgia de la buena.

¿Y su niñez?

Fui una niña muy callada, mi abuelito me puso el apodo de “la callada”, pero también me acuerdo que era muy observadora, mi mamá me decía que era muy metichita porque aunque no hablaba mucho, siempre observaba.

¿Qué pasaje de la historia le habría gustado vivir?

Me gustan muchos, escribí un cuento de las periodistas del siglo XIX y dije: sí me hubiera gustado vivir esa época, soñando también ahí ser periodista, con esos vestidos largos, guantes, la sombrilla, los bailes en el castillo de Chapultepec y conocer a Laureana Wright.

¿Chilanga o bella airosa?

Híjole –sonríe- ahora sí me complicas la existencia porque son dos regiones que quiero mucho, en una nací y fui creciendo pero en la otra los sueños se hicieron más palpables, entonces creo que ahorita me quedaría con bella airosa.

¿Pastes o tacos?

Yo creo que –vuelve a sonreír– ahí sí me quedo con los tacos, aunque ahorita los extraño porque no hemos podido comer taquitos.

¿Qué le gusta más: ejercer el periodismo, hacer radio o dar clases?

Sería muy difícil que dijera alguno de los tres porque los tres son entrañables para mí.

¿Es una catedrática estricta o consentidora?

Soy muy consentidora, no me gusta humillar a los alumnos ni exigirles de una manera exagerada, siempre trato de acercarme a ellos. Soy muy apapachadora pero con la idea de que aprendan, de que tengan confianza y que cada vez escriban mejor.

¿Qué hace en sus tiempos libres?

Pues ni sé si tengo tiempos libres –sonríe–, pero dos cosas que me gustan mucho es escribir y también soy muy fan de estar leyendo.

¿Cuál es su libro favorito?

Mi favorito, que casi siempre leo cada año, es el de Pánico o peligro de María Luisa Puga, que son cuatro amigas que se conocen desde la infancia hasta su vida adulta, la protagonista se llama Susana, me encanta y a veces siento que tengo mucho de Susana.

¿Y película?

Me encanta Amelie, esta película francesa de esta chica que le gusta ayudar a la gente. Me encanta, siempre que ando nostálgica digo: voy a ver Amélie para reconciliarme con la vida.

¿Es feliz?

Alguien por ahí decía que la felicidad no existía, pero el intento de serlo está siempre latente y siempre lo intento, en cada momento, en cada instante intento ser feliz y cuando me doy cuenta digo: sí lo soy.

¿Cómo le gustaría ser recordada?

Me encanta ayudar a la gente y me gustaría que dijeran: Elvira era muy generosa, así me gustaría que me recordaran.

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