En zonas metropolitanas como Puebla, actualmente, cinco por ciento de los empleados continúan realizando sus actividades en la modalidad de teletrabajo; sin embargo, falta desarrollar infraestructura y mecanismos legales para que se garantice el respeto a sus derechos.
De acuerdo con el estudio “Falta de infraestructura para operación de Home Office. Teletrabajo, operación y legislación”, realizado por el Observatorio de la Competitividad y Nuevas Formas de Trabajo de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), los patrones, en diferentes ocasiones, no están cumpliendo con sus obligaciones como la instalación y mantenimiento de herramientas necesarias en el domicilio en donde se desarrollará el trabajo a distancia.
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Ante el teletrabajo, las empresas están obligadas a garantizar la parte proporcional del pago de los servicios de internet y de energía eléctrica, ya que se trata de elementos que ocupa el trabajador para cumplir con sus tareas. Por ahora, no está definida de manera clara, en la ley, la parte que deben pagar las empresas ante los trabajos que se realizan desde casa
Cynthia Montaudon Tomas, directora del Observatorio de la Competitividad y Nuevas Formas de Trabajo de la Upaep, como parte de la infraestructura en el teletrabajo, a las empresas les corresponde la instalación de los equipos necesarios en el domicilio que será sede del colaborador; y debe garantizar el mantenimiento.
“Muchas empresas cuentan con áreas de redes, de servicios tecnológicos, pero no tienen cuadrillas móviles que puedan mandar a los hogares para garantizar que la conectividad y las computadoras o equipos, están funcionando de manera adecuada, Parece un poco complicado lo que tienen que hacer las empresas y, en muchos casos, prefieren decir que regresen todos a la presencialidad”, destacó.
Destacó que, en medio de la pandemia, se presentaron diferentes grupos de trabajadores: aquellos que se pudieron mover al teletrabajo y que continúan en el mismo esquema; los que se fueron al esquema en línea y ya volvieron a sus puestos; y aquellos que siempre estuvieron trabajando en línea.
“En nuestros estudios y encuestas encontramos que, en la mayoría de los casos, los que trabajaron en áreas en las que fue más fácil hacer la transición al teletrabajo, sintieron que fueron más productivos y que les gustaría quedarse en la modalidad. Por su parte, la mayoría de las empresas optan por la presencialidad, en parte, por la cuestión del control de los trabajadores y porque algunas de las cuestiones que establece la ley como los servicios y equipamiento, no es tan fácil de lograr para el teletrabajo”, apuntó.
Por su parte, Ingrid Pinto López, directora del Área de Investigación del Observatorio de la Competitividad y Nuevas Formas de Trabajo de la Upaep, señaló que, ante los retos que generó la pandemia de la covid-19, se propuso que la ley considerara al teletrabajo y se reformó el Artículo 311; además, surge la Norma Oficial Mexicana 037 que busca regular las condiciones de seguridad y salud.
“Las personas pueden elegir los lugares en los que desarrollarán sus actividades. El riesgo es la desconexión social y las empresas deben generar políticas para regular este proceso; además, se podría dar el caso de un incremento de la violencia en línea”, finalizó la investigadora.
CHM