La talabartería como emprendimiento: Shamir y Yamir apuestan al negocio familiar

Con creatividad, empeño y compromiso son una fórmula inmejorable

Negocio familiar de talabartería en Pachuca. (Alejandro Evaristo)
Alejandro Evaristo
Pachuca /

Shamir Baca González y Yarim Rodríguez apostaron todo a su pasión cuando empezaron el negocio familiar hace poco más de una década. Las dos emprendedoras buscaban ser trabajadoras independientes y tomaron una decisión que, con el paso de los años, les ha confirmado que hicieron lo correcto.

Dieron forma a su negocio sin mucho problema porque no era algo desconocido, al contrario, en sus respectivas familias hay antecedentes del trabajo en piel y a la ecuación se agregó una muy buena dosis de creatividad y una cantidad similar de empeño. Con alrededor de mil pesos se lanzaron a la aventura.

Hoy, años después de aquellos inicios, tienen un taller muy cerca del parque Niños Héroes, en la placita que está en la calle Guadalupe Victoria, en el Centro Histórico; ahí ofrecen sus productos y también en el bazar artesanal que generalmente se coloca en la explanada del Reloj Monumental, en Plaza Independencia.

Fabrican monederos, carteritas, bolsas, y más, bastante atractivas para todo tipo de clientela, desde jóvenes hasta adultos, además de que ofrecen el servicio de personalización: “podemos grabar las piezas con un nombre, le colocamos ‘Pachuca’ y eso es un motivo más para que el turista se interese en nuestro producto y lo compren, les motiva mucho para llevárselo”.

Compromisos y procesos

Shamir y Yarim se dedican a la talabartería y son las responsables de la producción de las carteras, monederos, bolsas, cinturones, pulseras y otra serie de artículos de piel. 

De hecho, Shamir estudió la licenciatura en artes y muchas de las técnicas aprendidas en la escuela las usa o puede usar en su negocio que, por cierto, es bastante atractivo tanto para los turistas como para los hidalguenses y visitantes de otras partes del país, “en especial para quienes valoran el trabajo bien hecho, quienes saben que se están llevando productos de calidad que les van durar”.

Explican que hay procesos que se pueden hacer con máquinas y otros que son totalmente manuales, estos últimos, por lo general, llegan a tener un precio un poco más elevado por el esfuerzo o tiempo que se dedica a su creación; por ejemplo, dice, hay veces en que las costuras tienen que hacerse a mano y por ello resulta más caro que cuando se puede hacer a máquina.

El proceso es diverso dependiendo del material, el artículo a realizar e incluso si el cliente pide un grabado en particular, porque también ofrecen dicho servicio para usarlos como obsequios, recuerdos y demás. 

En el caso de una bolsa, por ejemplo, lo primero es conseguir el material, en este particular caso gamuzas, que suelen ser de 10 decímetros cuadrados aproximadamente. Luego se extiende la piel, se marca con los moldes, se corta, se pega, se pasa por la máquina, se cosen y se hacen las aplicaciones, a mano, de cierres, de tapas y por último se colocan los broches que son de imanes y los remaches para las correas: “hacer una bolsa puede tomar alrededor de una hora y a veces logramos hacer poco más de una decena por día, si le metemos candela”.

Los insumos para elaborar sus artículos los empezaron a adquirir en diferentes sitios, algunos en la Ciudad de México y otros en Guanajuato, aunque en realidad ya cuentan con proveedores que les envían lo necesario: “eso fue algo bueno de la pandemia, se eficientaron los servicios de mensajería y entrega y con ello nos ahorraron mucho tiempo”.  

La mejor época

Sí, los productos que elaboran han llegado a diversos puntos del país y aunque no tienen un seguimiento de los sitios hasta los que han llegado, saben que se han ido a Estados Unidos. 

Entre el Día de Muertos y los festejos decembrinos, dice Shamir, llegan muchos connacionales y se llevan cosas, así que esta es la mejor época del año para la comercialización de artesanías. 

Por cierto, para este 2024 aún no saben si estarán todos los días en la explanada del Reloj Monumental, pero seguramente en breve les informarán. En el pabellón que se coloca al costado de la icónica estructura pachuqueña, pagan 900 o mil pesos por un fin de semana, dependiendo del organizador.

También es buena la temporada de la feria San Francisco, por ahí de septiembre y octubre, porque acuden a vender sus productos tanto en la tradicional como en las instalaciones allá por la plaza de toros, y es cuando mejora la comercialización.

Este 2024, por ejemplo, solo acudieron a la feria estatal, porque no tenían capacidad para estar también en la tradicional; por fortuna hubo buenas ventas y les fue bien, aun cuando no se cumplimentaron las proyecciones esperadas en lo general y no todos los comerciantes corrieron con la misma suerte. En su caso no fue así.

“Nosotros entramos como parte del pabellón artesanal, que es un espacio que otorga el Estado, y como artesanas no nos cobran, como en el pabellón comercial, así que sí hubo ganancias porque ahí no tenemos que pagar lugar y las artesanías siempre son bien recibidas”.

Por el contrario, durante los meses de enero y febrero, incluso en las temporadas de regreso a clases, son las fechas más problemáticas para ellas porque es cuando menos comercializan.

Nada está escrito

Shamir mostró disposición a enviar un mensaje a los emprendedores: “que no tengan miedo; sí, hay muchas dudas en el proceso pero pues la cosa es aventarse e ir resolviendo en el camino porque nada está escrito, nada está dicho y nada es garantía de nada; es una apuesta fuerte, pero mientras estemos ahí constantes de alguno u otro modo las cosas se van dando… vale la pena el esfuerzo”. 

Si desea obsequiar artículos de piel con algún grabado en particular, no dude en comunicarse al 7712588226

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