Mientras miles de personas mitigan el frío encendiendo la calefacción de sus casas o cerrando todas las ventanas, María Elena Torres y su familia, quienes viven en la colonia El Ranchito, en Guadalupe, lo hacen con una pequeña fogata que tienen que prender en casa de un tío, pues frente a su vivienda es peligroso.
En una casa construida en su mayor parte de madera y lámina, María Elena cuida a sus niños, quienes pese al frío que se ha sentido y a estar recientemente enfermos, prefieren estar en la calle jugando que encerrarse y estar cobijados.
“Tengo tres niños, uno de 10, la niña de 6 y el niño de 7.”
“Yo vengo con mi familia porque allá no puedo prender lumbre por el aire. Si me pongo en el pasillo es peligroso, porque mis vecinos tienen la casa forrada con hule. Me da miedo prender frente a mi casa”.
Aunque hace frío, María Elena sabe que sus opciones son limitadas.
“No hay más que taparnos con cobijitas, porque si prendes una lumbre adentro de tu cuarto se te quema. No queda de otra más que taparse y tratar de abrigarse bien para no enfermarse. Mis niños ya tienen una semana sin ir a la escuela porque estaban enfermos”.
Y aunque reconoce que tanto el municipio de Guadalupe como asociaciones les han apoyado, dice que no es suficiente, pues su trabajo como pepenadora se ha complicado por los bajos precios en que los compran los materiales de reciclaje.
“Antes nos compraban el kilo de aluminio a 25 pesos, ahora a lo mucho llega a 18 o 19 pesos. Venimos sacando 70 u 80 pesos. Antes nos compraban la botella (de PET) bien compradita, ahorita a lo mucho nos dan 3 o 4 pesos, está canijo para vender material, camina uno mucho para juntarlo y lo que nos dan es muy poquito”, dice.
Entre los apoyos que llegaron hasta su casa estuvo el café, cobijas y hasta una despensa, pero todo es bienvenido.
“Nos dieron café, cobijitas, chocolate caliente. Ahorita como estoy de encargada de la otra cuadra, pues nos apoyaron con una despensita con aceite, maseca y dos pastas de sopa.”
“Mucha gente se va con la mala imagen de que todos tenemos, pero otros no tenemos nada. Yo no tengo ni un celular, ni dinero para comprarlo, porque compro el celular o le doy de comer a mis hijos, no hay medios para comunicarme con nadie”, refirió.
Y se las ingenian mujeres de Bustamante para mitigar frío
Sobrellevar las temperaturas bajo cero que se registraron el pasado martes y el miércoles fue muy complicado para quienes habitan casas en las que el frío entra con fuerza, como en una zona de ranchos del municipio de Bustamante.
La leña y la madera apoyaron a que las familias con domicilios con techos de lámina o rendijas soporten la sensación de menos 5 grados del martes, y los cero grados de ayer.
‘‘También hacemos lumbre, ponemos la chimenea. Yo tengo la chimenea, los cuartos son muy helados’’, comentó Manuela Hernández, habitante de Bustamante.
La ubicación, el ser un área abierta, y según los habitantes, la frescura de los nogales hacen que el rancho San Andrés resienta aun más las bajas temperaturas, pero éstas también les afectan en la venta de sus productos como el pan y los tamales.
nrm