Tras la muerte de las personas, el saber a dónde se irán las mascotas, es un dilema que crece entre los capitalinos ante la falta de una institución que pueda socorrerlos, especialmente entre aquellos que viven únicamente con sus animales de compañía.
Adrián Rodríguez Granada, Ricardo Thomas, Romina Montes y Víctor González Manivel viven en la Ciudad de México con sus perros y gatos, por lo que ya han hecho planes en caso de faltar para que sus animales queden protegidos.
La labor de la Brigada de Vigilancia Animal (BVA) de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México se enfoca en rescatar animales del maltrato, pero no contempla su protección en casos de la muerte de sus dueños.
¿Cuál es la protección para mi mascota si yo falto?
Si un propietario fallece, la única garantía de protección para su mascota dependerá de las previsiones que haya tomado, a pesar de que el año pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aceptó que los animales dejen de ser considerados como propiedad, para convertirse en seres que forman parte del núcleo familiar, promoviendo la integración de las familias multiespecie.
Historia de Adrián Rodríguez:
La pandemia de covid-19 trajo un cambio drástico para Adrián Rodríguez Granada, cuya pareja falleció, lo que lo llevó a reflexionar sobre el futuro de sus mascotas en caso de también morir.
“Cuando ocurrió eso, me di cuenta que estaba solo y tenía que asegurar la protección de mis mascotas, ya que no habría nadie más que viera por ellas”, relató Rodríguez Granada.
Adrián tiene un perro de 17 años llamado Pancho y dos gatas: Lupe y Chayo.
Dejó a su hermano y madre como responsables de ellos y les asignó la herencia de sus bienes para garantizar su manutención.
También adquirió servicios funerarios para sus animales en Pets in the Sky, empresa de la que es general manager, que incluyen traslado a la funeraria, sala de despedida y cremación.
Precauciones de Ricardo Thomas:
Ricardo pidió a su tía Lorena ser la cuidadora de sus gatos Draco (macho) y Khaleesi Rosalía (hembra) ante cualquier imprevisto que le quite la vida.
“Era muy feliz viviendo solo, pero soy más feliz con ellos. No son mis ‘gathijos’, ni mis sustitutos de nada, pero desde que los adopté, con apenas un par de meses de haber nacido, hice un compromiso de cuidarlos y darles lo mejor", expresó.
"Después de cinco años y medio, no sólo se trata de cumplir esa promesa, sino de retribuirles el cariño, nobleza y amor incondicional que me brindan a diario. Eso es lo que me motiva y lo que me preocupa si llegara a faltar”, comentó Thomas.
Boris, la única familia de Víctor González:
Víctor González Manivel adoptó a Boris, un gato que considera no solo parte de su familia, sino su única familia, pues no tiene hermanos y sus padres murieron.
Víctor está ideando establecer en su testamento que su mejor amiga, a quien planea heredar su casa, no pueda vender la propiedad mientras Boris siga vivo.
“Mientras viva el gato, deberá habitar en esta casa, y también voy a dejar un fondo para su manutención”, detalló.
¿El apoyo emocional de Romina? Sus mascotas
Romina, dueña de una chihuahua llamada Julia y una perrita adoptada llamada Luna, comparte que sus mascotas fueron su apoyo emocional para superar la depresión tras morir su mamá.
Según el NIH (National Institutes of Health), las mascotas contribuyen a combatir la depresión y la soledad, ya que su presencia fomenta el contacto físico y comunicación, convirtiéndose en pilares emocionales para sus dueños.
“Mi familia son mis mascotas, vivo sola y ellas son mi compañía al 100 por ciento, indicó".
"He pensado en qué hacer en caso de faltar yo: mi mejor amiga, Tania Sánchez Michell, se encargaría de ellas. Nos conocemos desde los ocho años, y sé que no fallará en cuidar de Julia y Luna", aseguró.
"Además, Tania es beneficiaria de un fondo que destiné exclusivamente para el cuidado de mis perritas”, compartió Romina, con la certeza de que su decisión garantizará el bienestar de sus compañeras.
¿Herencia en y para las mascotas?
MILENIO consultó a Marianne Ollivier Morán, titular de la Notaría 8 de la Ciudad de México, sobre opciones legales para asegurar la protección de las mascotas en los testamentos.
Aunque estos animales son considerados como parte fundamental de la familia, no son reconocidos como bienes que puedan heredarse.
La notaria Ollivier sugiere añadir una carga jurídica sobre las propiedades heredadas para asegurar el bienestar de las mascotas.
“Por ejemplo, si le dejo la casa a mi hijo, él debe aceptar la carga de cuidar al perro para recibir el legado. De este modo, el perro y la casa van juntos”, explicó Ollivier Morán.
México es el segundo país con más animales de compañía, sólo detrás de Argentina, según la revista All Pet Food.
El Inegi reportó que en el 70 por ciento de los hogares mexicanos vive por lo menos una mascota, alcanzando 80 millones de animales de compañía: 43.8 millones de perros, 16.2 millones de gatos y el resto otras especies.
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KL