Desde hace ocho años las manos de Celia Hernández y su familia transforman los restos de periódicos viejos en uno de los adornos navideños más solicitados en el Valle de México.
Se trata de la elaboración de las piñatas tradicionales, que en temporada de fin de año embellecen los municipios del Estado de México, la capital y más allá de las fronteras de la entidad.
Vecina del municipio de Acolman, considerada la cuna de la elaboración de la piñata, cuenta que su destreza la adquirió gracias a un curso que tomó con artesanos de la región para fomentar la economía local.
“Soy una productora joven porque hace ocho años tomamos un curso para hacer piñatas artesanal. Nos gustó mucho lo que fue la elaboración y tradición de la piñata y así continuamos”, dijo.
Pese a su poca experiencia, en solo un mes adquirió las habilidades básicas en la fabricación del adorno navideño como la preparación del engrudo, el molde y la técnica para colocar los seis picos elementales de una piñata.
“Al principio llegamos sin saber nada de lo que era, nosotros llegamos en blanco, nos enseñaron lo más esencial y de ahí nosotras partimos con lo que es innovar porque fuimos puliendo la técnica hasta llegar a los resultados que tenemos”, dice.
Recuerda que con ayuda de sus familiares y algunos amigos, no perdieron tiempo y decidieron incursionar en su producción y venta ese mismo año.
Con el tiempo encima y poniendo en práctica sus escasos conocimientos apenas pudieron crear 30 piñatas ese año, aunque al final se convirtieron en todo un éxito, lo que las animo a continuar con la tradición.
“En ese mismo año incursionamos en la feria de la piñata por primera vez aquí en Acolman, de hecho no sabíamos a ciencia cierta lo que había, pero nos dieron toda la información y los pormenores y fuimos a vender”, agrega.
Hoy, su calidad y dedicación las hay llevado a ser reconocidas por el Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México como auténticas artesanas en elaboración manual de piñatas.
“Nosotros ahorita nos dirigimos a un público que les gusta la calidad y sobre todo la belleza de un buen producto artesanal de hecho estamos dados de alta en IFAEM como artesanos en piñata”.
Sin embargo, ante la falta de un taller propio, tuvieron que acondicionar su vivienda para continuar con la venta que hoy en día los mantiene con empleo prácticamente todos los meses del año.
“Nosotros hacemos nuestras piñatas todo el año, ocupamos la sala, el comedor, una pequeña bodega y las adecuamos como taller porque en si no tenemos un gran almacén pero las que tenemos las trabajamos todo un año.Empezamos desde enero y terminamos en noviembre cuando tenemos que tener un una producción grande porque implica una mejor venta y mejores resultados económicos para todos”
Incluso, esta familia ha ido más allá. Recientemente logró consolidar un hermanamiento con productores de esferas de navidad en Chignahuapan, Puebla y Xochimilco con flores de nochebuena.
El convenio fue signado con apoyo del Ayuntamiento de Acolman con el fin de intercambiar experiencias y resultados para que los productores de las tres localidades puedan ofertar sus productos a los clientes de Puebla, Ciudad de México y Estado de México.
“A través del fomento turístico se llevan a cabo pláticas y trámites para que nos podamos apoyar en la comercialización de las entidades para que se pueda vender”, explicó.
Para elaborar una piñata esta familia utiliza restos de periódico y cartón reciclado, así como engrudo a base de harina y azúcar además de pliegos de papel china, crepe, estaño y metálico, dependiendo de la terminación final del producto.
“Hay varias técnicas que nosotros utilizamos como artesanas que requiere hacer todo a mano por eso es un producto artesanal, hoja por hoja, cuadro por cuadro y pico por pico.
Para hacer una piñata el primer paso es hacer la bola, que se hace con globos y se empápela con papel. Se deja al sol dos o tres días para que se sequen. Luego pegamos los picos y ya después decorar, es algo que tarda como una semana porque se hace en serie”, explica.
Más de mil al año
Hoy en día esta familia mexiquense pasó de elaborar 30 piñatas en un año a más de mil, además de pedidos especiales que reciben de otros estados del país por la alta demanda de piñatas para las tradicionales posadas navideñas.
“Más o menos a mediados de año ya nos hacen un pedido y nos dicen quiero 200, quiero 500, ya dependiendo de la producción que tengamos es la venta que tenemos al fin de año, aunque últimamente se han incrementado todos los costos a más del 50% del valor que tenía antes de la pandemia”, dijo.
MMCF