De fresa, piña, coco, leche o saladas, año con año los vendedores de empanadas ofrecen estos panes, en charolas repletas, que se pueden encontrar a las afueras de templos del Centro Histórico de la ciudad.
Se cuenta que esta tradición surgió por la prohibición de la Iglesia Católica de comer carne durante estos días, por lo que se optó por un pan con relleno salado, como atún, rajas, champiñones y queso.
El nombre viene de “ampanar”, envolver en masa de pan. Más de un centenar de comerciantes se instalaron en el primer cuadro de la ciudad para ofrecer estos panes, con variedades dulces y saladas, que no pueden faltar durante la Semana Santa.
En las afueras de la Catedral Metropolitana y los templos de El Sagrario, San José, La Merced, San Agustín, Santa María de Gracia, Aranzazú y San Francisco se pueden encontrar las empanadas de la temporada.
MC