En Toluca, la familia González plasma belleza y fe sobre resina

Desde hace 20 años se dedican a la producción de artesanías de este material, especialmente piezas religiosas como la Virgen de Guadalupe.

En este taller las figuras van de los 30 centímetros y superan el metro y medio. | Fotos: Tania Contreras
Mario C. Rodríguez
Toluca /

Con productos químicos como cobalto y metil se elabora la resina que sirve para dar forma a piezas de la Virgen de Guadalupe y otras figuras clásicas de un nacimiento. En un taller familiar ubicado en la comunidad de San Cristobal Huichochitlán norte de Toluca, Estado de México, prácticamente trabajan como una empresa porque hay quien elabora la mezcla, realiza el vaciado en los moldes, los lija y detalla, los pinta y culmina con los detalles finales.

Toda este entramado es realizado en el taller “Toodart”, de Salvador de Jesús González y familia, quien expresó en entrevista que desde hace unos 20 años su familia se dedica a la producción de artesanías de resina, pero especialmente de artículos religiosos como son ángeles, hadas y todo lo relacionado a la temporada decembrina, como nacimientos y Vírgenes de Guadalupe.

Para sacar los moldes consiguen una pieza original o arquetípica y posteriormente se saca la forma con caucho o silicón. De ahí se pasa al departamento de vaciado, en el cual se coloca una mezcla para dar vida a las figuras.

“Necesitamos algunos productos químicos que vienen siendo la resina el monómero y el talco, posteriormente ocupamos cobalto y metil secante. Ya teniendo la pieza o teniendo el molde pues comenzamos a vaciar ya con el material preparado el tiempo en secado en esa pieza tarda de 3 a 5 minutos dependiendo el tamaño”.


En este taller las figuras van de los 30 centímetros y superan el metro y medio, sin embargo, esto está sujeto a petición del cliente. Una vez culminada la creación de la figura, sigue su camino al departamento de lima, en donde eliminan las imperfecciones que pueda tener.

En esta estación se encuentra Marco Antonio Beltrán, originario de la comunidad de San Andrés Cuexcontitlán y refirió que lo que hacen es eliminar “la rebaba” o excedentes de origen. Su trabajo es meticuloso, porque de él depende que no hayan agujeros o falten detalles en la figura.


“Hay que tener paciencia porque sí desespera. Lo más complicado es tapándose los más grandes, detallar la carita cómo salen sin nariz, ojitos y las narices, entonces hay que tener cuidado en la carita, en ese aspecto es lo más difícil”.

Su trabajo termina y pasa al siguiente punto, donde las obras son intervenidas con aerógrafos. En el área de pintura se encuentra Areli, quien con cuatro meses de experiencia ha dominado los colores.

Toma el instrumento, los frascos de pintura y comienza a distribuirla hasta que quede del color que necesite. El tiempo de su intervención es en función del tamaño y detalle de la figura, aunque en promedio llega a tardar entre tres y cuatro horas, según la complejidad del detalle.


“Depende porque a veces no hay como todos los materiales entonces tenemos que esperar a que salgan, los piden de otro color entonces tenemos que prepararlos y todo. Es prácticamente todo lo que se hace”.

El área de decoración es de las más importantes, en ella hay dos mujeres jóvenes, pero que tienen cuatro años de experiencia en el área. Ellas ocupan pinceles para sui trabajo, ya que aquí dan los pormenores gracias a la destreza de su ojo y mano.

“Depende de la pieza por ejemplo está no es muy tardado, la virgen si es un poco tardado porque tiene más detalle…Hay unas piezas que nosotros le tenemos que poner la imaginación y ponerle colores, entonces eso ya depende de nosotras”, indicó Yulisa.

Junto a ella trabaja, Jos, quien compartió que la complejidad de su función reposa en los detalles pequeños como son cascos, espadas, ojos y en el caso particular de las vírgenes, las estrellas de su manto. “Hay de piezas a piezas hay algunas que san más difíciles, hay unos que tienen más detalles que vienen más detalladas para decorarlas, esas son los más tardadas”.


El proceso de cualquiera de estas piezas termina con la colocación de barniz, el cual tiene la intención de garantizar durabilidad y brillo a la obra, lista para salir a cualquier parte de México.

Trabajo en familia

El taller de “Chavita”, como es conocido entre los vecinos, es de tradición familiar y el precursor fue su padre. En diciembre tienen una amplia demanda de figuras navideñas que son enviadas a varias partes del centro del país, ya que son distribuidores.

“Ahorita por la temporada navideña estamos haciendo un poquito más de lo que son nacimientos de varios tamaños, Vírgenes de Guadalupe, muñecos de nieve, Santa Claus qué es lo que más no están pidiendo ahorita por la temporada decembrina. La figura más pequeña que trabajamos es de 25 centímetros y la más grande viene siendo la pieza de 1.80 metros”.


En su taller hay ocho trabajadores y al mes producen cerca de 500 piezas, sin embargo, ven una esperanza en esta temporada porque han mostrado una recuperación en el contexto de la emergencia sanitaria por covid-19. “Ahorita sí ya más o menos se regularizo todo esto ahora sí gracias a Dios ya hay un poco de ventas a comparación de días pasados ahorita sí ya hay un poquito más de trabajo”.

Las piezas más pequeñas van de los 110 a los 150 pesos, mientras que las más elaboradas alcanzan hasta los 600 o 700 pesos y esperan que las ventas sean benéficas en este cierre de año.

MMCF

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