Durante la masacre registrada la noche del martes 24 de junio en la colonia Barrio Nuevo, en Irapuato, familiares de las víctimas cargaron los cuerpos sobre sillas, mesas y estructuras de la festividad para sacarlos en vehículos particulares.
Las ambulancias no pudieron ingresar debido a la aglomeración y a que las estrechas calles de la colonia no ofrecían acceso para el paso de unidades de emergencia. El ataque ocurrió alrededor de las 11 de la noche, mientras asistentes bailaban durante la fiesta patronal de San Juan Bautista. Entre los fallecidos se encuentran al menos dos menores de edad.
La respuesta de las autoridades fue señalada como tardía. De acuerdo con los testimonios, no hubo atención inmediata en el lugar y fueron los mismos vecinos quienes ayudaron a trasladar a los lesionados al Hospital General y otras clínicas.
“Todos nos estábamos ayudando, todos ensangrentados. No sabíamos cómo actuar. La autoridad llegó tarde”, expresaron.
La familia Garibaldi fue una de las más afectadas. Varios de sus integrantes murieron durante la agresión, otros resultaron heridos.
“Nosotros los subimos como pudimos. En vez de que nos echaran la mano, lo cerraron. Nos dijeron: ‘quítese de un lado para llevarlos en carros particulares’. Y así fue, nos fuimos en los carros, nos llevamos a los heridos, a los niños, a mi sobrina, a mi hermana”, relató uno de los hermanos.
Las detonaciones sorprendieron a la multitud en medio del baile. Algunos cuerpos quedaron tendidos en la calle y otros al interior de viviendas.
“Mi sobrina cayó adentro de la casa. Estaba en la puerta. Cuando vimos ya estaba muerta. No sabíamos qué pasaba, sólo actuamos por instinto, levantamos a los heridos, tratamos de salvar a quien se pudiera”, narró un testigo.
Entre los fallecidos estaban al menos dos menores: una niña de tres años y un niño de un año.
“Aquí murió una niñita, una de tres años. Y mi sobrino de un año. Mi hermanita era maestra. Eran niños, era familia, era gente trabajadora. Nadie tenía problemas con nadie”, comentaron familiares.
Los hermanos Garibaldi aseguraron que lo ocurrido dejó marcada a la familia.
“Ya no va a haber fiesta. Esto nos marcó para siempre. Tenemos miedo. No sabemos si volver a reunirnos aquí”, afirmaron.