Feministas en la vida scout: "Sin feminismo no hay escultismo"

Miriam y Arided cuentan lo que es vivir como scout durante la cuarta ola de feminismo en México

Miriam Moreno y Arided López. (Carlos Dayan Aparicio)
Melisa Agüero
Pachuca /

Sin feminismo no hay escultismo”, es la premisa de Arided. Dos movimientos sociales que nacieron para buscar un mundo mejor al que encontraron, aunque el camino haya sido difícil.

Miriam y Arided cuentan lo que es vivir como scout durante la cuarta ola de feminismo en México, que ha dado un golpe a su estructura, desde suprimir la palabra ‘boys’ (niños) del nombre oficial para dar visibilidad a las mujeres dentro del movimiento, hasta la creación de nuevos comités para tratar temas de género tras el #MeTooScout.

“Pienso que ha sido un proceso bien forzado. No cambian porque quieren, cambian porque deben, y siguen protegiéndose en el desconocimiento o el machismo (…) personalmente fue muy doloroso pensar que niñas de manada (nombre que se le da al grupo de scouts entre siete y 11 años) habían sido abusadas sexualmente, más por scouts. En mi cabeza funcionaba muy padre la idea de que las personas scouts no dañaban a las personas; sin embargo, ya como adulta dentro del movimiento escuché tantas cosas y me enteré de tantos movimientos que se volvió doloroso pensar en estructuras tan machistas”, recuerda Miriam Moreno, quien le dedicó su tesis para titularse como psicóloga al escultismo: “Evaluación de las actitudes hacia la homosexualidad dentro del movimiento scout Provincia Hidalgo”; aunque finalmente hace unos meses decidió abandonar al movimiento.

No era congruente cómo se actuaba en algunas situaciones referentes a violencia de género y mi manera de pensar. Llegué a un punto donde tuve que decidir entre ser fiel a mis principios y sorora hacia las mujeres scouts o ser fiel a una institución y a personas que, a mi punto de vista, se quedaron cortas en actuar de manera responsable y con perspectiva de género, que hasta el momento sigue siendo muy limitada”.

Y es que las dinámicas cambiaron cuando las denuncias públicas por acoso y abuso sexual se sumaron alrededor del país, cuando se dieron cuenta de que había unos cuantos que podían utilizar la filosofía y credibilidad scout para transgredirla y cometer actos contra quienes habían jurado proteger.

La pañoleta lamentablemente no era ninguna garantía de que fuera buena persona y quebró nuestra confianza en muchas personas del movimiento (…) me dolió terriblemente porque en mi familia tenemos la creencia de que si es scout, es de confianza. Hemos dejado entrar a la casa a scouts que ni conocemos por el solo hecho de traer la pañoleta, ése era nuestro voto de confianza, pero con las denuncias nos dimos cuenta de que ni así”, cuenta Arided López, quien viene de familia escultista y funge como Rover activa, grupo que aglomera a las personas entre 18 y 22 años.

El movimiento feminista ha llegado para reflexionar sobre cada espacio que como sociedad hemos generado, visibilizando las violencias que viven mujeres en lugares que prometieron ser seguros.

“Llegué al movimiento scout cuando tenía 18 años. Lo que me encantó desde el día uno es el espíritu de servicio, el modelo educativo que emplean para formar niñas, niños, adolescentes y jóvenes, y la premisa de dejar un mundo mejor que el que encontramos (…) pero por supuesto que me topé casos machistas, ¡muchísimos! Asumirse como feminista dentro del movimiento me hizo blanco de chistes: ¿por qué una mujer no debe hacer la comida? Pues porque no ha terminado de barrer, burlas sobre el lenguaje inclusivo, comentarios acerca de mi físico o de mi manera de pensar, y un sinfín de situaciones que, personalmente, llegaron a hartarme”, ahonda Miriam mientras reflexiona sobre el largo camino que le espera a los scouts para llegar a la equidad.

Y así, Arided concluye sobre este punto: “creo que es un paso que se tenía que dar desde hace mucho, pero me alegra que ya esté comenzando. Desde el #MeTooScout y los tendederos de denuncias virtuales que visibilizaron la violencia en los grupos, se empezó a tomar acción, aunque no todos lo hicieron (…) lamentablemente hay personas que no merecen portar la pañoleta. Encontré nombres de conocidos en los tendederos de denuncias y me entró un conflicto muy terrible, pero siempre se le cree a la víctima y les dejé de hablar a ellos”.

En Estados Unidos, según la revista Forbes, los scouts se declararon en quiebra durante febrero del 2020 para recibir apoyo gubernamental después de una ola de denuncias de abuso sexual infantil; esto llevó también a una creciente deserción. En una declaración hecha a Reuters, el representante de hombres víctimas de abusos sexuales durante su actividad como scouts, Paul Mones, se dijo a favor de la quiebra como resultado por haber encubierto por décadas los casos de violación.


Ironías entre los movimientos

Arided suspira. Hoy se encuentra frente al Reloj Monumental de Pachuca, el cual meses pasados fue intervenido por feministas durante las marchas por el 25N. Lleno de consignas pintadas con aerosol de diversos colores, la ironía llega a su mente: fue en lo alto de ese monumento donde le tomaron promesa al movimiento scout.

“Yo prometo por mi honor hacer cuanto de mí dependa para cumplir mis deberes para con Dios y la patria, ayudar al prójimo en toda circunstancia y cumplir fielmente la ley scout”. Allí también, gritando durante las manifestaciones feministas, prometió pelear por los derechos de las mujeres. Es una promesa consigo, que es fuerte y lleva convicción, es una pañoleta invisible, pero cargada de significado.


¿Cuál es el mensaje para las niñas scout?

“El movimiento es de ellas, que se apropien. Es un espacio por y para ellas, y están en toda la libertad de desarrollarse hasta donde quieran sin que las limiten. Y si las limitan, que no se callen. Nunca en la historia nos han dado derechos por pedirlos por favor o esperar a que nos lo den, y el movimiento scout debe ser un espacio de crecimiento y apropiación de espacios”, concluye Miriam.

Mientras Ari reitera: “es absolutamente necesario inundar al escultismo con energía morada, con mujeres y niñas empoderadas, capaces, rudas y escandalosas que luchen por lo que creen y defiendan a otras niñas dentro y fuera del movimiento. Hagan el cambio en sus provincias o sectores, lleven a cabo proyectos con perspectiva de género, ¡muevan el mundo, es de ustedes!


Lo vertido en este artículo habla a título personal de las entrevistadas y no de un grupo en particular.

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