Cientos de visitantes llegaron desde las diez de la mañana para disfrutar del último día de la Feria dedicada al Señor de Zelontla en Mineral del Monte.
Entre decenas de puestos, la gente recorría las calles cálidas de este municipio, adquiriendo café de olla, ponche o chocolate caliente, de 10 a 15 pesos, que saboreaba la gente en su camino hacia el Santuario del Señor del Zelontla, adornado con una corona de flores, de colores vivos y brillantes que enmarcaba la entrada del lugar.
Socorro Hernández, una devota del Santo, señaló que cada año lleva su figura a ser bendecida, ya que es muy milagroso. "Yo quiero al Señor de Zelontla porque es muy milagroso, porque acompaña a mi familia y nos protege", asegura antes de sentarse a comer un antojito mexicano con refresco.
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Y así, el peregrinar de los habitantes del lugar con algunas figuras en mano, se veía por todo el lugar, "y nos encanta esta feria porque le da mucha vida a nuestro hermoso lugar donde vivimos, además de que tenemos la oportunidad de disfrutar de la venta de diferentes productos", expresó Carla Martínez.
Venta de alitas con papas de 30 a 35 pesos, micheladas de 60 pesos, tacos de bistec por 15 pesos, panque de nata de cinco, de queso dos por 15 pesos y hamburguesas a dos por 60 pesos.
"Ha estado baja la venta por la escasez de gasolina y casi el turismo no vino en los dos días anteriores que empezó la feria", aseguró Claudia Chávez quien ofrecía pastes tradicionales por 12 pesos la pieza.
La banda tocaba por la avenida Hidalgo, mientras los visitantes adquirían suéteres de lana o gorros para cubrirse de la temperatura que comenzó a descender desde las 14 horas. "El Señor de Zelontla es muy importante en Real del Monte porque es considerado el Patrono de los mineros por los milagros que ha hecho y por eso lo festejamos", expresó María Chávez.
Relata la leyenda que la imagen del Señor de Zelontla sería llevada a su localidad, que se cree que era un poblado de la Huasteca hidalguense, y como Real del Monte era camino obligado para llegar al lugar, se les hizo de noche a las personas que tenían esta tarea.
"Ya luego fue que hizo el primer milagro al salvar a un joven minero de un accidente en una mina en el que todos murieron menos él, ya que su madre le había pedido que lo cuidara y se salvó".
"Cada que sucedía un milagro, la imagen se iba poniendo cada vez más pesada y no se podía mover, a pesar de la fuerza de los hombres que trataban de cargarlo, por lo que el párroco de aquel entonces concluyó en que el Señor de Zelontla quería quedarse aquí y así fue", expresó la devota del santo.