Sin cubrebocas y con fuegos artificiales, devotos celebraron a San Judas Tadeo en CdMx

La mayoría de los asistentes no cumplió con las medidas sanitarias necesarias para evitar la propagación de covid en el templo de San Hipólito, en la Ciudad de México.

Celebración a San Judas Tadeo | Especial
Sandra Moreno
Ciudad de México /

La pandemia de covid-19 no existió para los fieles de San Judas Tadeo, quienes acudieron a venerar al santo afuera de la Iglesia de San Hipólito, el cual fue reabierto para esta celebración.

Con imágenes religiosas, disfrazados como el santo y con rosarios en las manos, los devotos cantaron las mañanitas al patrono de las causas difíciles en su día oficial, el 28 de octubre.

Mientras que algunos cantaban porras, otros hacían una larga fila para tener un lugar dentro de la iglesia y escuchar misa, sin embargo, la mayoría no utilizaba cubrebocas y poco respetaban la sana distancia.

Los fuegos artificiales fueron uno de los protagonistas de la celebración, pues avenida Hidalgo se iluminó con las chispas que explotaban en el cielo.

Rostros diversos e historias alrededor de los milagros concedidos por el santo de las causas imposibles, como la de Laura, quién junto con una peregrinación de más de 50 personas caminó dos horas y media, desde el barrio de La Conchita, en Santa Fe. Para recordar a su amigo Alejandro, quien falleció hace 10 años y quién era fiel a San Juditas Tadeo.

"Nosotros decidimos iniciar con la tradición de las peregrinaciones, por Alejandro, mi amigo, él falleció en un accidente y era muy devoto de San Judas y a muchos de nosotros nos ha hecho varios milagros y por eso lo visitamos.

Según Laura, a San Judas se le puede leer el rostro y se puede saber si está enojado o si está triste y para ella eso representa su fe.

“Supe todo el camino que mi San Judas andaba enojado, porque su arreglo no quedaba, puede verlo en su rostro.

-¿Y cómo se sabe si está enojado?

"Quienes somos devotos sabemos leer el rostro de San Juditas,  sabemos cuando está enojado y hasta cuando está triste porque no nos ha podido ayudar", explicó.

Uno de los distintivos de San Hipólito cada 28 de octubre es que los fieles regalan rosas rojas, blancas y amarillas lo que representa una bendición de parte de la persona que lo otorga.

"Para nosotros es importante regalar flores para que la gente sepa que San Judas los acompaña y también nos ayuda a nosotros como comerciantes para que él nos conceda la gracia de tener buena venta", contó Giovanna, una vendedora ambulante que aprovechó el día para vender sus figuras de San Judas.

Se reactiva el comercio religioso

Desde que se cancelaron los eventos religiosos por el inicio de la pandemia, uno de los sectores más impactados económicamente fue el religioso, pues eran las peregrinaciones, mañanitas a la virgen y el Día de San Judas eran las fechas que mayor derrama económica dejaban ya que era hasta del  300 por ciento, de acuerdo con datos de la Canacope.

El 28 de octubre de 2020, la Ciudad de México estaba en semáforo naranja y no se permitió la entrada de creyentes a la iglesia de San Hipólito, situación que afectó de manera directa a Giovanna y su hija Tania, pues la pequeña de once años, en ese entonces de 10, ayuda a su madre a la venta de estas figuras, sin embargo, este 2021 todo mejoró para su familia.

La venta se recuperó poco más de la mitad, San Judas nos ayudó a mí y a mi mamá para que pudiéramos vender un poco más. Y al final mi papá, mi mamá y yo comemos de aquí contó la pequeña.

Giovanna tiene más de 10 años en la venta de productos religiosos, comenzó en la villa y la fiesta de San Judas es una de las celebraciones que más anhelaba que regresara.

Independientemente que es una fecha de buena venta para mi, es muy bonito ver que cada vez más gente se suma a celebrar al santo, pero lo más importante es que la gente me compra con mucha fe y eso genera una buena energía para todos, explicó.

A medida que pasaban las horas, el sol comenzará a sentirse con mayor intensidad y la fila para ingresar al templo era kilométrica, pues los peregrinos no paraban de llegar, al igual que la comida.

Santísima comilona

Con una pequeña cubeta en brazos, sentada en plano rayo de sol, estaba doña Carmen, quien junto con su nieto, un pequeño de apenas un año de edad, repartían tamales oaxaqueños para demostrar agradecimiento y alimentar al viajero hambriento.

"Desde hace 10 años vengo a ver a San Judas por los milagros que me concedió, traigo más de 50 tamales para darles a quién quiera, pues como yo que vengo desde Huixquilucan y a veces llegamos cansados" relató.

Los cuetes, los bailes, la comida, la fe y devoción fueron los protagonistas de esta celebración, en la que por un día, la covid-19 no existió.

FS

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