Florifagia, el arte de comer flores, una tradición ancestral

En México el consumo de flores se daba incluso antes de la llegada de los europeos, debido a la riqueza natural y la diversidad de flora.

¿Te gustaría alimentarte con flores? | (Diseño: Milenio)
Ciudad de México /

La florifagia se puede definir como el consumo de flores, ya sea recién cortadas o frescas, una práctica con mucha historia y tradición, pues se sabe que los griegos y romanos ya incluían en su alimentación distintos tipos de flor, tomando en cuenta sus usos medicinales, su carácter ornamental e incluso bajo conceptos espirituales.

En México el consumo de flores se daba incluso antes de la llegada de los europeos, debido a la riqueza natural y la diversidad de flora, encontrando elementos ceremoniales, en otros casos se asociaba con elementos religiosos o algunas festividades, con usos medicinales e incluso se utilizaban para extraer sus colorantes, lo que implicaba su observación y cuidado.

Tomando como base toda esta información y atraída por los colores, aromas y texturas, Georgina Martínez Antonio, originaria del municipio de El Oro, al norte del Estado de México, decidió emprender y tomar ese gusto e inquietud personal por la flores y hacerlo un motor para su negocio: Georganica.

 

Orígenes

Georgina recuerda que motivada por ese boom de los productos orgánicos que se vivió cerca del año 2005, decidió iniciar con su formación profesional, optando por la carrera de Ingeniera Agrónoma Fitotecnista. 
“El principal rubro es agronomía, normalmente se cultivan cereales, forrajes y es a lo que se dedican; sin embargo, vimos la oportunidad de cómo rescatar la parte de agricultura y fusionarla con la floricultura y hacer algo novedoso, algo innovador para que pudiéramos tener un mercado y no competir con los floricultores de corte y de macetería”, explicó. 

Así poco a poco fue trabajando este sueño, con pasos firmes fue caminando, enfrentándose a distintos retos, pues tenía que encontrar la mejor fórmula para tener flores disponibles y por otro lado, el crear productos específicos para atraer a sus clientes. 

“Empezamos con esto, empezamos en 2010 a hacer pruebas, nosotros manejamos distintos tipos de flores o en diferentes modalidades, tenemos flores frescas, cristalizadas y deshidratadas”, señaló. 

Así decidió trabajar en tres principales productos, las flores frescas, las cristalizadas y las deshidratadas, con usos variados, sobre todo en la comida gourmet, que ha encontrado en este elemento una especie de inspiración. 

“Es un proceso complejo porque vamos desde la producción, para limpiar el suelo tuvimos que dejar pasar cinco años para depurar el suelo y convertirlo. Todas las flores llevan un proceso, hasta ahorita nosotros ya tenemos la semilla orgánica y la seguimos cultivando”, comentó. 

Refirió que las flores comestibles contribuyen al mejoramiento de la estética de los alimentos, además aportan sustancias biológicamente activas como vitaminas A, C, riboflavina, niacina, minerales como calcio, fósforo, hierro y potasio, beneficiando la salud de quienes las consumen. 

Las que más se consumen 

Entre las flores más solicitadas se encuentran las frescas, pues son más vistosas y más manipulables por los chefs, cocineros o reposteros, lo que implica un trabajo distinto para Georgina, pues sus flores han decorado desde pasteles hasta platillos como sopas, entre otros. 

Para poder conservar la belleza de estas flores, añadió, se deben cortar a cierta hora del día para que mantengan sus aromas y sus aceites, posteriormente pasan por un proceso de selección e inmediatamente se comienza con una cadena de frío para su almacenamiento, para después enviarse a su destino, con un periodo de conservación que va de 7 a 10 días. 

Para este tipo de presentación se debe tener especial cuidado en el almacenamiento, ya que sus pétalos son más delgados y pueden fracturarse en cualquier momento.

Las zonas turísticas son su principal mercado; sin embargo, los tiempos de traslado y las distancias también representan todo un desafío, ya que se debe buscar la mejor opción para su almacenamiento, pues luchan contra el tiempo para conservar tanto el sabor, como los colores en cada pétalo.

Entre las flores frescas que más se solicitan destacan pensamientos, rosas, clavelinas, lavanda, geranios, malvones, boca de dragón, pinceles, entre otras.

“Las flores frescas son las que más se consumen y mandamos a toda la República Mexicana, mandamos a restaurantes, hoteles y banqueteros, también tenemos flores cristalizadas”. 

Las más laboriosas 

Las flores que requieren de un cuidado especial y de un poco más de trabajo son las rosas, ya que tienen un alto contenido de agua, por lo que se debe vigilar que los pétalos no se empalmen y así lograr una presentación esponjosa, aunque cada preparación requiere de ciertos secretos. 

Cristalizadas

El proceso para encontrar los ingredientes y cantidades perfectas para lograr el cristalizado de los distintos tipos de flores fue todo un reto, pues requirieron de muchas pruebas para encontrar la técnica exacta, lo que se traduce en muchas horas de trabajo.

“Tenemos flores cristalizadas que su proceso de cristalizado nos costó bastante tiempo en encontrar la técnica exacta, porque no es tan fácil que se logre, ese es un proceso de deshidratación a base de azúcar orgánica”.

Explicó que este proceso tarda alrededor de 12 horas, previamente se cortan, pasan por un proceso de lavado y desinfección, y después al taller para su cristalizado, logrando que las flores se conserven hasta por tres meses.

Deshidratadas

El proceso de deshidratación se realiza de manera artesanal, en una habitación con sombra, con aire y también con calorcito, pues esto permite mejores resultados, ya que al exponerse al sol directamente, las flores pierden su pigmento natural, su aroma y su sabor, por ello tampoco se utilizan deshidratadores eléctricos.

“Tarda de ocho a 15 días, depende de la flor y también del ambiente, si está muy húmedo es más complejo el proceso y si el clima lo permite puede ser en una o dos semanas y de inmediato se tiene que almacenar”.

Otros productos

Para incluir otros productos y así ampliar su presencia en el mercado, también optaron por la elaboración de mermeladas a base de los pétalos de flores, principalmente de rosa y begonia, dándole un toque especial y armonioso, deleitando a los paladares más exigentes, ubicándose como uno de los pioneros en México.

“Este es un mercado que prácticamente va en ascenso, es algo nuevo; pero que tenemos que seguir explotando, el arte de comer flores”.

Además también se ha optado por agregarles un poco de chile en polvo, para darle un sabor distinto e incluso chocolate.

Cuidados

Uno de los principales cuidados que tiene para lograr un producto que además de delicioso sea apto para el consumo humano, es el cultivo de las flores sin ningún agroquímico, aspecto que se cuida minuciosamente, incluyendo a las superficies cercanas a su invernadero.

Las recomendaciones, subrayó, es el tener presente que no todas las flores son comestibles, pues se deben tener en consideración temas como el medio ambiente, el agua con que se riegan, además de la presencia de pesticidas, aunado a ello, no todas las flores son aptas para el consumo humano.

Para conocer un poco más del trabajo de Georgina se pueden consultar las redes sociales, en Facebook Georganica Flores Comestibles y en Instagram @florescomestibles_georganica.

RARR 


  • Monserrat Mata
  • monserrat.mata@milenio.com
  • Reportera en MILENIO Estado de México desde 2016, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMex. Escribo sobre Salud, Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente.

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