Visita a Aguililla no fue "jalón de orejas" a los obispos: Franco Coppola

El representante del Vaticano en México aseguró que la Iglesia católica no se ha dedicado a atender a sus fieles, principalmente a los jóvenes; pidió tener mayor vinculación social para combatir la violencia y la desigualdad.

Franco Coppola, el representante del Vaticano en México. (Omar Franco)
Ciudad de México /

A días de que se cumpla un mes de la visita del Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola, el representante del Vaticano en México, recibió a MILENIO en la Nunciatura Apostólica en la Ciudad de México, donde el tema principal fue la violencia en el país, los casos de pederastia dentro de la Iglesia, los estragos que ha dejado la pandemia, las elecciones en México y las reacciones de la visita al poblado de Tierra Caliente en Michoacán.

P: Su visita pastoral a Aguililla tuvo muchas lecturas ante la opinión pública, una de ellas que esta fue "un jalón de orejas" a los obispos del país, quienes no son del todo participativos en los problemas de la comunidad pastoral, ¿cuál es su opinión al respecto?

R: Yo no quise para nada “jalarle las orejas a nadie”, sólo quise hacer algo que quería hacer desde que llegue a México. Una cosa que siempre me había impresionado era la contradicción entre un pueblo tan católico, tan fiel y que tiene que padecer una violencia tan terrible.

Yo me di cuenta de lo que pasaba en Aguililla porque el Obispo de Apatzingán (Cristóbal Ascencio García) me pidió ayuda para ponerlo en contacto con el gobierno, con la Secretaría de Seguridad Pública y con el Presidente para pedir ayuda porque él iba en los poblados y había experimentado personalmente la amenaza de estos grupos.

Tuvimos la asamblea de conferencia episcopal, el ultimo día, él tuvo un espacio para informar lo que pasaba; todos nos quedamos conmovidos con el recuento que nos hizo, en la noche tome el teléfono y llamé al monseñor Cristóbal diciéndole: 

“Oiga, monseñor nos hemos quedado con la pregunta ¿Qué podemos hacer? Me vino al espíritu que podría venir y pasar un día con usted, con su pueblo, no puedo solucionar el problema, pero una visita de amigo, cuando uno está enfermo la visita de los amigos reconforta, es un apoyo ¿Qué piensa? ¿Podría ser?”

"Me dijo “sí, sí” el monseñor (Cristóbal) “yo nunca había pensado que usted podía venir, claro que si viene estaríamos todos muy contentos, muy alegres”, entonces así se inició.

P: Hablaba sobre el acercamiento con las autoridades ¿Cuál es la relación entre la nunciatura y el gobierno mexicano?

R: Es una relación buena, respetuosa. Cómo se debe entre las relaciones diplomáticas, pero tengo que decir también que con este gobierno ha tenido unas iniciativas de implicar al Papa. Desde cuando fue elegido, el Presidente envió una carta al Papa pidiendo a la Iglesia católica ayuda para encontrar una solución al problema de la violencia en México.

Entonces la relación sobre todo con el señor Presidente es muy buena, a mí me parece que él tiene una admiración por el papa Francisco, aunque él no sea católico, como pertenencia confesional, pero personalmente tiene una admiración por el papa Francisco y hemos intercambiado con mucha facilidad con mucho cariño recíprocamente.

P: ¿Qué papel debe jugar la Iglesia católica ante la violencia que vive México? Está el ejemplo de Aguililla. Pero también están Tamaulipas, Sonora, los barrios altos de la Ciudad de México. ¿Qué hacer?

R: Puede hacer muchísimo, seguramente situaciones que son trágicas lo que pasa en Aguililla con el enfrentamiento armado entre las bandas, y claro, nosotros no tenemos armas para detener los armados, pero podemos quedarnos al lado de la población, no dejarla sola.

En mi viaje fue subrayar la presencia del párroco, que se queda ahí y del obispo que por ahí pasa por todas las comunidades a pesar de las amenazas. Entonces, la Iglesia puede estar al lado de la población, confortar con su presencia y con la fuerza que viene de la oración.

Franco Coppola había viajado a Aguililla tras el acecho del crimen organizado en la zona. (Omar Franco)

P: México se encuentra a pocos días de las elecciones intermedias, que este año será una de las más grandes de su historia, sin embargo, ha caracterizado por la violencia ¿Qué lectura le da a las ejecuciones de candidatos en este proceso electoral?

R: Durante mi visita a Aguililla, que de un tiempo el crimen se concentraba en comprar a las autoridades, ahora no las compra y pone sus autoridades. Pone a sus hombres como autoridades, los impone como candidatos a elegir o hace pactos con los que van a ser elegidos para que escojan a alguno de sus hombres dentro de su gabinete. Desafortunadamente el poder que está manifestando el narcotráfico, el crimen organizado en este país, se manifiesta a través de esta violencia.

Esta es una situación que se lleva desde hace decenas de años, por no decir siglos, y entonces hay que trabajar en la manera, no pensando en la solución mañana o la próximas elecciones, ni siquiera para el próximo sexenio, hay que pensar en soluciones profundas. Las elecciones son un momento importante de alguna manera por la población. En México, gracias a Dios, es un país democrático aunque hay estos asesinatos, estas amenazas que violentan las elecciones.

Lo que la Iglesia recomienda es que cada uno elija en conciencia. Una mala costumbre que había un tiempo era de vender su voto, esto significa condenar el país a una mala gobernanza, porque si alguien está dispuesto a pagar por mi voto, significa que no tiene interés por el bien de todos.

P: La pandemia ha golpeado a los sacerdotes, en el conteo realizado por el centro católico multimedia arrojó que más de 270 sacerdotes han muerto en lo que va de la pandemia ¿ya hay un plan desde la santa sede para remediar este déficit de sacerdotes en las parroquias?

R: Desgraciadamente el conteo sigue aumentando. Estamos ya alrededor de los 270 sacerdotes. Yo pienso siempre que la mejor manera de encontrar sacerdotes es encontrar vocaciones, de ser fieles al evangelio. El señor da las vocaciones, solo que si yo soy mal sacerdote a ningún joven le dará gusto de ser como yo, y aunque tenga la vocación, dice "yo, no por favor, no quiero ser como él", entonces va buscando otra guía.

P: Uno de los temas más espinosos para la sociedad y para la Iglesia católica mexicana son los casos de pederastia por parte de clérigos, lo que ha provocado desconfianza entre los fieles y laicos debido a que en el pasado, autoridades pasaron por alto las denuncias. ¿Cuáles son las tareas que están implementado para erradicar el problema?

R: Es un tema que no gusta, pero es como la violencia en México: es un tema que no gusta, pero si uno no enfrenta el problema, no es que el problema se va o desaparece, al contrario crece. La Iglesia está cambiando la formación de los seminarios y ha dado reglas mucho más estrictas como los lugares de la iglesia, las sacristías, las parroquias, esto para que ni siquiera pudiera uno tenerla posibilidad de hacer abuso.

El pederasta es la persona que no da sino que roba, roba el cuerpo del otro, robar la inocencia del otro. Es exactamente el contrario, él en lugar de crecer su vida al servicio del desarrollo de los jóvenes, de los niños. Les roba la infancia, la juventud, la adolescencia. Es peor que matar, porque matar es un momento, la víctima de abuso se lleva el daño de este abuso por toda la vida, se lo lleva de una manera tan profunda a veces que le arruina la vida, toda la vida dañada por un acto.

Franco Coppola mantuvo encuentros con los pobladores de Aguililla, localidad ubicada en tierra caliente en Michoacán. (Reuters)

Por eso la Iglesia pide el celibato a sus sacerdotes, porque están casados con el señor. Mi corazón está lleno del saber que el señor me quiere, me cuida, me mira y provee todo para mí. Pero a veces hay personas que esto no lo desarrollan, no perciben el amor de Dios. El corazón se queda a vacío y el corazón no acepta estar vacío. Quiere siempre llenarse de alguna manera. Entonces, esos sacerdotes que ya tenían el corazón vacío del señor, han tratado de llenarlo robando sensaciones a los menores.

P: México es un país mariano, más bien Guadalupano, más no católico al cien por ciento. Datos del Inegi arrojaron que la tendencia ascendente en el número de fieles ha bajado en los últimos años, ¿Cuál cree que sea el motivo de esta baja?

R: Se debe al hecho de la Iglesia, obispos y sacerdotes no se han dado cuenta del cambio de época que se está realizando y han seguido portándose como si nada hubiera cambiado. Hace un tiempo, la Iglesia que estaba confiando en la capacidad de los padres de transmitir los valores y la fe a sus hijos, dejó de lado la evangelización y la apostolicidad. La Iglesia se había concentrado más en la celebración de la misa y confesaba los sacramentos. No era necesario, en ese entonces (el objetivo) era evangelizar.

La evangelización venía de casa, ahora no es así. De hecho no es así. Entonces la Iglesia tiene que regresar (al origen). Si se podría decir a su intención original porque Jesús cuando escogió a sus apóstoles no escogió sacerdotes, escogió apóstoles, para enviarlos a anunciar el evangelio, no a celebrar la misa. Tenemos que regresar a la intención originaria.

P: En su participación ante los obispos en meses pasados señaló la baja en católicos que buscan tener acceso a los sacramentos. Con su perspectiva, ¿Cuál sería la razón y cuál sería el plan de acción para aumentar estos números?

La preocupación de la Iglesia no es porque tenemos pocas bodas religiosas, es porque esto significa que la gente que se casa va a tener dificultad y siempre cuando se rompe una familia es algo muy doloroso. Son dos personas que se han querido, que se han puesto uno en la mano del otro y en dado momento experimentan la traición, que fulmina el amor y los hijos que hay de por medio, van a experimentar una tragedia, el abandono. Ellos no saben que sus padres tienen sus razones, saben solo que antes tenían padres y después no tienen ya, o un papá o una mamá, se sienten abandonados.

No es tanto que los números que bajan. Sino que eso significa problemas para las personas y esto lo vemos también cuando están creciendo los suicidios de jóvenes en México, muchísimos. ¿Qué significa un suicidio? significa que "mi vida no tiene sentido, no encuentro sentido en mi vida, no encuentro fortaleza suficiente para hacer frente a las dificultades de la vida" y la fe puede ayudar en esto.

A la falta de acompañamiento, de hecho, la Iglesia hace un gran esfuerzo para acompañar a nuestros niños. Los niños van a catecismo, prácticamente durante el mismo tiempo de la escuela primaria, secundaria. Hacen la primera comunión, la confirmación y después desaparecen, no hay nada para ellos, justamente en el momento donde sería más necesario. Pero cuando son adolescentes se ponen las preguntas para que uno les contesten no hay nada para ellos, porque justamente antes se pensaba que la familia era suficiente.

P: Los sacerdotes y religiosas durante la pandemia han buscado formas para llegar hasta los hogares de los fieles a través de las redes sociales, unas más peculiares que otras, ¿Qué opinión le merece?

R: Es necesario, y sobre todo con esta generación que es muy virtual, hay que utilizar este espacio en los medios. Es fundamental, pero yo pienso que no hay que dejar de lado el contacto personal. Lo que puede hacer es el acompañamiento personal, la escucha personal, que da algo más de lo que puede hacer, a través de Facebook o Tik Tok, o varios videos sociales. Las redes sociales que hay, son importantes, son necesarias porque son los medios por los cuales uno puede llegar a los jóvenes.

Uno puede conocer gente en Tik Tok, en Facebook, pero después no se caza solo a través de redes sociales, tienen que encontrarse personalmente, quererse personalmente, es la misma cosa con la Iglesia. Los muchachos necesitan convivir y los sacerdotes por estar muy ocupados a celebrar misa, no han tenido tanto tiempo necesario para convivir con sus muchachos, con los jóvenes de hoy. Es necesario celebrar un poco menos de misa y estar un poco más con los jóvenes.

Franco Coppola fue designado por el Papa Francisco como representante del Vaticano en México. (Omar Franco)

P: ¿Qué le falta por hacer en México?

R: Hay mucho trabajo. México es un país extraordinario. Pienso que un nuncio no está bien cómo se encuentra en México o en ningún otro país. Por esta población fiel que tiene, población muy católica, muy buena. Hemos hablado antes de la dificultad que tiene la juventud pero hace dos años cuando el sismo vimos qué calidad tiene la juventud.

Puede ser que se haya alejado y que no tiene formación cristiana, pero salieron a dar la mano. Sin preparación, sin organización, pero todos fueron y salieron fuera ayudar. Eso dice el corazón. Bueno, de esos jóvenes y de la población. Entonces hay que ayudar, la Iglesia tiene que ponerse al paso de los tiempos para responder a los desafíos de hoy y ayudar a esta población que es buena en realizar su misión.

¿Por qué México tiene problema más grave que tiene es la desigualdad social que tiene esa es la raíz de todos los males que tiene el país? Yo vengo, como se sabe, de Italia. Donde hay violencia en los lugares menos desarrollados. Las regiones más desarrolladas de Italia no conocen la mafia. 

La mafia se aprovecha de la ignorancia, se aprovecha de la gente, de que su vida no vale mucho. Antes que todo hay que trabajar en desarrollar la parte subdesarrollada de México. No es posible que un país tan bueno y tan rico, sea de materiales, sea humanamente, no es posible que sea la tenga la mitad de su población bajo el nivel de la pobreza. Hay riqueza en México, pero está muy mal distribuida, habría que hacer participar también a las plazas más pobres, las regiones más pobres, las estrategias de desarrollo darle un futuro por sus hijos.

P: ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

R:  Tres han sido los momento fundamentales de mi vida. El primero, el ejemplo de un gran sacerdote que tuve como formador, que me enseñó todo lo que soy, lo poco que soy. Aprendí mal, pero de alguna manera lo poco que aprendí lo aprendí de él, una persona de verdad apostólica.

La segunda experiencia magnífica fue el encuentro con el papa Francisco, preparando su visita a la República Central Africana donde yo era nuncio. Y finalmente, el tercer momento, ha sido llegar a México.

Yo no conocía a la Virgen de Guadalupe, la impresión que me dio leer en la entrada de la Basílica "¿De qué te preocupas? ¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre?" me pareció una frase dirigida a mí que estaba preocupado. Me gusta mi vida aquí en México, el Señor que actúa, que sigue actuando y constatar que tengo una madre.

dmr

  • Graciela Olvera
  • gracielaholvera@gmail.com
  • (Ciudad Nezahualcóyotl, 1992) Reportera multimedia especializada en temas religiosos y contar historias del día a día en la Ciudad de México. La FES Aragón, CIDE y la Anáhuac, mis escuelas… "El periodismo no se va a librar tan fácil de mi".

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