El crematorio de la funeraria pública San Isidro, ubicado en la colonia San Pedro Xalpa, en la alcaldía Azcapotzalco, incinera en promedio 40 cuerpos diario, todos víctimas de covid-19; por lo que el humo negro que sale de sus chimeneas no se detiene ni de día ni de noche, lo que ha generado afectaciones a sus más de 800 vecinos.
Desde el inicio de la pandemia, la funeraria ha recibido y cremado a gran parte de los muertos por coronavirus en la Ciudad de México.
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La popularidad de este lugar no es gratis, ya que trabaja 24 horas porque cuenta con dos hornos y tres trituradores de restos óseos, que permiten que en menos de tres horas un cuerpo se convierta en polvo.
En un recorrido realizado por MILENIO, se constató que cuando uno está cerca del lugar es imposible no voltear a ver la fumarola negra que sale de la funeraria y que puede alcanzar hasta cinco metros de altura.
Además, el ambiente de esa cuadra huele a quemado todo el tiempo e incluso, si uno pasa más de 30 minutos en la zona el aroma se impregna en la ropa.
No solo eso, desde hace nueve meses, es común ver a varias personas vestidas de negro esperando por horas en las inmediaciones del crematorio: son familiares de aquellos que están dentro de los hornos, víctimas del covid-19.
Antes de la pandemia, el crematorio San Isidro realizaba velaciones gratuitas, hoy solo tiene permitido entregar cenizas desde las puertas de sus instalaciones, en donde por cierto, hay cinta amarilla con la leyenda: “zona de alto contagio”.
“Todo el tiempo huele a muerto”, dice Elizabeth, quien asegura ya no abre la venta de su departamento para evitar que el aroma se impregne en su ropa, muebles y habitaciones.
Pero ella no es la única; desde hace varias semanas los vecinos se han organizado para exigirle al director del crematorio, Carlos Lira, que detenga las incineraciones, pues acusan que el humo “ya está causando estragos en su salud”.
Mónica Blanco es otra de las afectadas, ella vive en el piso ocho de la unidad habitacional a pocos metros del crematorio y asegura que desde hace cinco meses el humo negro le ha ocasionado problemas en sus pulmones.
“He tenido problemas respiratorios muy graves. Estuve cuatro meses con tratamiento para problemas asmáticos, pero pues realmente no me soluciona nada, porque sigo respirando el humo negro que sale de la chimenea” comparte.
La demanda del servicio de este crematorio no sólo ha obligado a los vecinos a convivir con el humo de cuerpos quemados, sino también a presenciar el arribo masivo de muertos por covid.
“Hace 15 días me tocó oír cuando llegaron dos tráilers refrigerantes, y a mí se me hizo muy raro que durara un camión tanto tiempo parado en la noche. Eran como a las dos de la mañana, cuando yo me asomo por la ventana veo dos tráilers descargando varios cuerpos”, compartió Reynel Rosado vecino en la colonia San Pedro Xalpo.
Irak López, director de gobierno en Azcapotzalco, respondió a Milenio que no es culpa del crematorio que la chimenea humee las 24 horas del día y que sí el humo es tanto y negro, se debe a que los muertos por covid llegan envueltos en plástico negro para evitar contagios.
“Están cubiertos por un plástico negro, una bolsa negra que es lo que precisamente impide que haya contagios. Éste humo tiene ninguna repercusión, o ningún impacto en la salud de los vecinos”, añadió el funcionario.
La propuesta que hace el director de gobierno, es colocar una chimenea más altas que ayude a que a que el humo se disperse desde arriba y así evitar malestares a las familias vecinas, sin embargo aún no hay fecha para ello.
FLC