A diferencia de la opinión del ex directivo de Pemex Javier Jiménez Espriú, que impugna la versión de la PGR y busca exonerar a Pemex por las explosiones del 22 de abril en el sector Reforma de Guadalajara, los otros seis entrevistados por el sociólogo Jorge Federico Eufracio Jaramillo ratifican lo que la averiguación previa en su momento señaló: el colector estaba lleno de gasolina.
“…si 57 estudios de espectrofotometría nos confirmaron que había gasolina en el colector, teníamos que dirigir nuestra investigación hacia el origen de esos hidrocarburos […] descubrimos la presencia del poliducto hacia La Nogalera y la instalación de una toma de agua, una tubería, que estaba a muy pocos centímetros de ese ducto”, señala el ex procurador General de la República, Ignacio Morales Lechuga.
Agrega que la “protección catódica” del poliducto no había funcionado y se había hecho un orificio de 11 milímetros, que expulsó combustible de forma constante. El colector y sus sistemas de ventilación habían funcionado para disipar ese combustible y arrojarlo hacia el norte de la ciudad, por la barranca de Huentitán, mientras no se había desviado el colector en la Calzada Independencia y Javier Mina, pero con el arranque de obras de la Línea 2 del tren eléctrico urbano, en enero de 1992, la situación se alteró.
“La tubería correspondiente a esa zona [de construcción del tren] estaba cerrada, carecía de ventilación desde su diseño.
Entonces los gases se fueron acumulando, consistentes con los gases de gasolina mezclados con aceites, etanos y metanos de desechos humanos [sic] y conformaron un ambiente de gasificación explosivo. Ese ambiente de gasificación explosivo empezó donde estaba el bypass [el sifón]”, continúa.
¿Cómo se obtuvo el oxígeno para que con una chispa bastara para que volara en pedazos el colector? “Las autoridades de Protección Civil ordenaron [el día anterior al desastre] que se inyectara agua en el drenaje. El agua, ¿de qué se compone? De dos partículas de hidrógeno y una de oxígeno. Entonces, ¡incorporaron al drenaje oxígeno, justo lo que le faltaba a los gases para que fueran explosivos!
Gases sin oxígeno no explotan, gases con oxígeno explotan ¿Qué era lo que faltaba? Una fuente de calor. ¿Qué pudo ser? Un cerillo, un cigarro, una chispa, lo que fuera”.
Los simulacros realizados con apoyo del Instituto Mexicano del Petróleo y otras instituciones especializadas comprobaron el mecanismo. “La explosión avanzó porque todo estaba lleno de gas y oxígeno. Fue una distancia de ocho kilómetros de destrucción”.
- ¿Qué le tocaba como responsabilidad a Pemex?
- Indemnizar a los damnificados y pagar los daños. Reparar todos los perjuicios materiales y humanos, tanto a la ciudad y a las propiedades particulares como a los deudos de las familias […] yo sabía que por la vertiente penal no se iba a resolver.
Gualberto Limón Macías se desempeñaba como director del SIAPA. Confirma el tema de la presencia de gasolina en grandes volúmenes en el colector.
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“La mezcla, en determinadas proporciones, de vapor de gasolina y oxígeno, es explosiva. Eso lo demostró la PGR a partir de cálculos que ellos mismos realizaron. Si la gasolina es pura, está en un ambiente carente de oxígeno e inerte, no explota, pero cuando hay una mezcla de gasolina y oxígeno, en determinadas proporciones, es explosiva…”.
El ex funcionario, quien dejó el cargo después de los sucesos, señala que durante el episodio previo se determinó usar agua para dispersar el olor a gasolina porque “no había protocolos.
Lavar con agua tenía el objetivo de quitar lo que había, aunque por supuesto no teníamos idea de que fuera gasolina […] actuamos de acuerdo a la limitada información disponible en una situación que no habíamos enfrentado nunca y que nadie en México lo había hecho”.
Un tercer actor es el director del Sistema de la Línea 2 del Tren Eléctrico Urbano, Andrés Cortés Landázzury. El parte de la premisa que si el sifón no estaba construido, no puedo ser la causa del efecto “cámara” que se generó por el taponamiento de gases. Pero reconoce que esto segundo sí sucedió.
“Nuestra versión es que, cuando se produjo la explosión en la calle Aldama, se originó un efecto pistón que llenó el colector Intermedio Oriente e impulsó toda el agua hacia el sifón, que aún estaba en construcción. Esto provocó que, por la fuerza acumulada y el impacto, se sellara hidráulicamente el conducto que pusimos para conectar el colector Intermedio Oriente al colector Río San Juan de Dios.
Sabemos que la energía acumulada se disipó en ese punto porque, según lo dicho por los vecinos que estaban en esos momentos en el lugar, se produjo un geiser de 30 metros que salió por la rejilla hacia el exterior. No obstante, eso evitó que la explosión continuara a lo largo de la calzada Independencia, y por lo tanto, que los resultados fueran más catastróficos”.
Más allá de la polémica del efecto del sifón, Cortés Landázzury coincide con la PGR y el SIAPA respecto a la presencia de grandes volúmenes de gasolina, y sostiene que el diseño de colectores no es para verter en ellos residuos peligrosos, ni mucho menos explosivos. Y es la misma postura de Trinidad López Rivas, entonces jefe de bomberos tapatío, y hoy titular de la Unidad Estatal de Protección Civil. La responsabilidad de una fuga desde La Nogalera y el efecto del desvío del colector Intermedio Oriente parece la versión más viable de la causa del desastre que Guadalajara, a 26 años, no ha podido superar.
Testimonios en libro
El libro Testimonios sobre una herida abierta. Ecos y voces a 25 años de las explosiones del 22 de abril de 1992 en Guadalajara, del sociólogo Jorge Federico Eufracio Jaramillo, fue presentado en noviembre de 2017, en una edición patrocinada por El Colegio de Jalisco y Miguel Ángel Porrúa. En esos dos destinos se puede obtener un ejemplar.
GPE