El vínculo emocional que un ser humano hace con un gato puede reducir el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, en adultos, y a los bebés y niños pequeños esta convivencia puede ayudarles a prevenir alergias y cuadros de asma.
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Cada 20 de febrero se celebra el Día Internacional del Gato, una de las tres fechas dedicadas a festejar a estos animales para muchos considerados como enigmáticos.
De acuerdo con el blog de la Fundación Affinity, estudios han encontrado que los propietarios de gatos muestran signos de mejor salud física que el resto o, hasta el punto que la "American Heart Association" reconoció en el año 2013 que la convivencia con un animal de compañía, gato o perro, podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Aunque estos beneficios también los puede dar la relación con otra mascota, quien elige a un felino como compañero tendrá experiencias muy distintas a las que se dan con un perro, por ejemplo: un gato aprende desde el primer día a orinar y defecar en su arenero. No demanda atención como un perro. Aunque es independiente da cariño a los humanos con los que vive. Un gato puede pasar la mayoría del tiempo solo y si sus dueños tienen que estar unos días fuera de casa él podrá arreglárselas si se le deja suficiente agua y comida.
Otra cualidad que señala el artículo tiene que ver con el aspecto psicosocial: “En un estudio realizado en Australia, con casi 200 personas, se observó que aquellos que gozaban de la compañía de un gato, en comparación con los que no, tenían mejores indicadores de bienestar psicológico”.
Un análisis realizado por Affinity, reveló que un 67 por ciento de los propietarios afirmaban que su gato era un gran apoyo emocional en momentos difíciles. Y más de un 80 por ciento dijo que con la compañía de su gato no se sentían solos.
En El encantador de gatos, de Carlos Rodríguez, se describe que la mayoría de los autores defienden que el gato doméstico actual procede del gato salvaje africano y de sus cruces con otras especies salvajes, entre ellas el gato indio del desierto: “Para que el gato doméstico pueda convivir hoy en los hogares de los seres humanos, en algún momento de nuestro viaje a través del tiempo tuvo que reproducirse el inicio de la socialización o la domesticación: parece que este acontecimiento tuvo lugar alrededor de unos dos mil 500 años antes de Cristo, en Egipto”.
Eloisa Anguiano, Iza y Mika “Son hermanitos. Vinieron al 2x1 del Wallmart. Su madre dio a luz ahí. Mi roomie, que trabajaba allí, me dijo triste: ‘Los van a tirar a la basura, mejor hay que adoptarlos’. He aprendido que para educar gatitos uno tiene que poner límites constantemente, para que se acostumbren a la rutina, con paciencia, con persistencia, darles su lugar y con amor.”
Lilián Bañuelos y Coco “Cuando tenía 5 o 6 años, en un viaje a la playa, mientras mi familia y yo comíamos en una palapa, vi a unos metros a un gato gris de esos que parecen tigritos. Cavó un agujero de buen tamaño, puso su trasero encima e hizo sus necesidades. Luego lo enterró en la arena y se fue. Me pareció un acto tan inteligente que pensé que ese animal lo tenía todo. Desde ese día quise tener uno”.
Paco Herrán y Valky “Yo no pedí tener a mi gatita, fue un regalo. La llamé Valquiria, porque era blanca y de ojo azul. Para alguien que lucha contra la depresión, como yo, la compañía de mi gatita Valky fue muy importante, ya que en los momentos más difíciles y durante los días más pesados del encierro, su presencia me sostenía. Fue un pequeño gran amor que abrió mi corazón.”
SRN