A casi nada de poner la primera piedra de la nueva casa Hernández

Habrá vivienda digna para la familia que perdió todo en un incendio en Mineral de la Reforma

Algunos de los canes de la familia Hernández. (Maribel Calderón)
Herlinda y Gregorio, quienes perdieron sus bienes en un incendio el pasado 18 de mayo. (Maribel Calderón)
Melisa Agüero
Mineral de la Reforma /

Sin haber comenzado aún los cimientos de su casa, los Hernández –quienes perdieron su hogar el pasado 18 de mayo en un incendio en Mineral de la Reforma– hoy ven con claridad su futuro: los hidalguenses harán realidad su sueño de tener un techo propio otra vez.

Tenemos el deber de mejorar la calidad de vida de las personas”, dice el grupo de arquitectos que ha donado el diseño y proyecto del nuevo hogar de la familia Hernández; “esto es un acto de reivindicación”, lo llama la presidenta de la organización Invictus, quien se ha encargado de gestionar exitosamente el material de construcción que se necesita para reconstruir los sueños de esta familia que además tiene a su resguardo a diez perros rescatados de las calles.


El terreno luce muy distinto a la mañana después del incendio. Hoy los escombros de lo quemado han quedado a un lado y al predio entró una retroescabadora para comenzar la limpieza del lugar, también se encuentra seccionado y a un costado se pueden ver todos los blocks donados por la sociedad durante los últimos diez días.

Herlinda, la madre de familia, dice que le agrada recibir visitas, no deja de responder que está feliz; tiene una sonrisa que se nota a pesar de que el cubrebocas le tapa la mitad del rostro, no ve la hora de poner la primera piedra. “A pesar de que nadie nos conoce aquí, gracias a dios nos han ayudado desde la primera tarde toda la gente de aquí del fraccionamiento (…) ahora sí que a todos les agradezco el preocuparse por uno”, agregó Gregorio Hernández, papá de cuatro hijos.

Los hidalguenses no han parado de visitar a la familia, la historia recorrió rápidamente los rincones del estado y en menos de una semana habían logrado metas inimaginables, y de toda esta solidaridad se contagió el gobernador del estado, Omar Fayad, quien a través de servidores públicos hizo llegar varios de los materiales que hacían falta según un listado que los activistas y arquitectos iban actualizándole desde el día que solicitaron su apoyo; a pesar de ello, todavía falta consumar el material para construir el techo: vigueta y bovedilla.

Mientras tanto –aclaró Erika Ortigoza, presidenta de Invictus– para cimentar solo hace falta mano de obra, aunque esperan que la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (Cmic) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Hidalgo se unan a este proyecto solidario, en el que Gregorio, de oficio albañil, estará colocando cada block donado.


Reivindicación del espacio: vivienda social

Y es que aunque la vivienda que los Hernández tenían antes del incendio era en su mayoría de madera y lámina, la ciudadanía busca reivindicar este espacio con un proyecto arquitectónico más seguro, digno y humano, que respete las necesidades básicas de una familia con este número de integrantes, tanto humanos como caninos.

“Platicando con don Gregorio y su familia hemos contemplado en nuestro proyecto las ideas y necesidades que tenían para su vivienda, su visión a futuro, sus animales de compañía, número de habitantes, algunas de sus costumbres y cómo ellos habían imaginado su casa, así como las posibles ventajas y desventajas del relieve del predio y servicios básicos (…) en el terreno sobrante se ha planeado la limpieza de terreno y un patio trasero, en el cual se va a integrar un espacio para los dormitorios de ellos (los perros)”, dijo en entrevista para MILENIO Alberto Alpízar, uno de los tres arquitectos que han obsequiado un proyecto pensado por y para la particular familia Hernández, que a su vez fue presentado ante el gobernador del estado.

“Crear viviendas en serie sin tomar en cuenta los gustos y costumbres de las personas, nos obligan a hacinarlas y cerrarlas a un tipo de vivienda en la que solo podemos usar de ‘protección’ –jugando con suerte de que haya estado urbanamente bien planificada y los sistemas constructivos hayan sido bien ejecutados– y no como un lugar en el que se pueda disfrutar del espacio. Nosotros creemos que el espacio debe funcionar y se debe vivir, que una vivienda es más que solo un dormitorio y una necesidad de protección, es también un lugar de esparcimiento en el que el humano debe sentir emociones para recordarse cada vez más humano y de una visión a futuro, se debe vivir el espacio”.

LAS MÁS VISTAS