Los abusos cometidos contra menores de edad dejan consecuencias psicológicas y físicas que se pueden perpetuar a largo plazo. Conceptos como 'grooming' o 'estupro', son nombres que se dan a las agresiones sexuales cometidas por parte de adultos y tienen una serie de características específicas. A continuación te decimos lo que significan 'grooming' y 'estupro' y cómo identificar estos abusos.
¿Qué es el grooming?
El grooming, también conocido como 'engaño pederasta', es la acción deliberada de un adulto, sea hombre o mujer, de acosar sexualmente a una niña, niño o adolescente.
Se trata de un proceso en el que se produce un vínculo de confianza entre la víctima y el acosador. Este intenta aislar poco a poco al menor, y lo consigue desprendiéndolo de su red de apoyo (familiares, profesores, amigos, etc.), generando un ambiente de secretismo e intimidad, de acuerdo con Save the Children.
Una vez se siente con confianza, el abusador empieza a introducir conversaciones sexuales de manera paulatina, buscando que el menor de edad se familiarice tanto con la temática sexual como con el vocabulario.
El abusador utiliza manipulación, amenazas, chantaje o coerción para que el menor le envíe material sexual o la relación culmine con un encuentro físico.
Actualmente es común que los medios digitales permitan interacciones por redes sociales, correo electrónico, sitios de chat o juegos en línea donde los abusadores realizan grooming.
El grooming puede generar consecuencias psicológicas y físicas en niñas, niños y adolescentes, derivadas de la manipulación por parte del adulto.
¿Qué es el estupro?
El estupro es un delito que en México se equipara a la violación. Se caracteriza porque el abusador se aprovecha de su posición jerárquica en cuanto a lo laboral, docente, doméstico, o cualquiera que implique subordinación de la víctima. Ésta última puede ser una persona menor de edad y no hay consentimiento real de su parte porque todavía no son conscientes de lo que les ocurre, y no tienen las herramientas adecuadas para defenderse. Nunca podrá ser su culpa.
¿Cómo ayudar?
La comunicación, la educación afectivo-sexual y el apoyo del entorno más cercano a los menores son herramientas para prevenir la violencia y para no perpetuar sus consecuencias a largo plazo.
Se debe dialogar con el menor de edad, evitar culparle o avergonzarle de la situación y acompañar con el objetivo de proteger. También se debe reunir toda la información posible para hacer la denuncia ante las autoridades más cercanas, puedes acudir al Ministerio Público o a cualquier otra autoridad como fiscalías especializadas o comisiones de atención a víctimas.
evr