Miguel Surisaday Tejeda Cortez ya no regresó a su casa desde el miércoles 7 de febrero del 2018. Eran las 19 horas de la noche cuando salió de trabajar. Eso es lo último que sabe su madre María Guadalupe Ortiz. La incertidumbre la consume desde hace casi tres años, sobre todo porque buscarlo desde un país diferente a aquel en el que radicaba Miguel lo vuelve aún más complicado.
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“El día 4 de febrero [domingo] fue el último día que yo hablé con él y lo vi serio a mi hijo pero pensé que estaba enojado. Yo ya no supe de mi hijo ni lunes ni martes ni miércoles, hasta el jueves que Carlos Yáñez me llamó y me dijo que Suri no llegó anoche”, relata María.
Carlos Yáñez es primo de Miguel, y fue quien convenció a su tía de traérselo de Puerto Vallarta, municipio donde vivía, para que iniciara con un tratamiento en Guadalajara para desintoxicarse de las drogas durante los siguientes seis meses. María aceptó la propuesta con la esperanza de que su hijo se recuperara, ya que ella vive en Las Vegas y no podía estar cerca de él. Cada cierto tiempo le enviaba dinero a Carlos para cubrir los gastos del tratamiento.
Los primeros días después de la desaparición de Suri, Carlos le dijo que acudiría a la Fiscalía para abrir una ficha de búsqueda, pero cuando la media hermana de Miguel acudió a la dependencia a preguntar sobre los avances en la investigación le indicaron que no existía ninguna, por lo que tuvieron que abrir una.
“Cuando yo fui a la Fiscalía les dije lo que sucedió y que no entendía porque su primo mintió. Hay personas que me dicen que ellos [su primo] son capaces, pero yo no creo que le hayan hecho algo a mi hijo. Lo único que sé es que no se sabe nada”, dice María.
La madre de Miguel no cuenta con los recursos para viajar frecuentemente a Guadalajara. En julio del año pasado estuvo en Puerto Vallarta y pegó cartelones de búsqueda en las calles del municipio. En un principio le dijeron que lo habían visto en el puerto pero la información fue falsa. Desde Las Vegas constantemente marca a la Fiscalía para preguntar por los avances en la investigación, aunque ya no haya respuestas. Ahora, desde su teléfono celular se ha dado a la tarea de difundir la imagen de Suri por las redes, a quien quiere encontrar porque se niega a aceptar la posibilidad de que este muerto.
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“A veces me da esperanzas pensar que mi hijo haya perdido la noción y por allá este navegando y que no le hay pasado nada a mi hijo. [Quisiera decirle] que lo quiero mucho, que sus hermanas y yo lo estamos esperando con los brazos abiertos, y diario le pido a Dios para que él regrese, para saber de él”.
JMH