Marco Antonio Piñón Méndez policía de la Fiscalía del Estado fallecido el pasado 27 de enero, tras permanecer hospitalizado dos días, luego de haber recibido un impacto por arma de fuego en el cráneo, durante la cumplimentación de una orden de aprehensión en la colonia Postes Cuates, en Guadalajara, fue despedido entre lágrimas y sollozos, por sus familiares y amigos.
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“En vida hizo lo que pudo para tener mejor calidad de vida y ya después de muerto siguió dando la vida. Mi hijo un héroe”, dijo el papá de Marco Antonio.
El elemento de seguridad de 45 años fue despedido, quienes a las 10 de la mañana de este domingo, celebraron una misa de cuerpo presente en el Templo Expiatorio, donde rezaron y pidieron por su eterno descanso.
Por miedo a represalias, la familia de Marco pidió que sus rostros no fueran grabados. Su padre solo quiere que su hijo sea recordado como un héroe, por su valiente labor como policía ministerial.
“Espero que la gente vea que la policía sí trabaja, sí hay policías honrados” , dijo.
Por otro lado, su hermana, dijo, recordarán a Marco como un hombre muy cariñoso.
“Todo el tiempo nos dijo que nos quería porque siempre estábamos conscientes del riesgo que conlleva este trabajo y siempre nos hizo saber que nos amaba a mi mami y a mis hermanas y estamos muy orgullosos de él”, detalló.
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Para el padre y hermana de Marco, él seguirá viviendo en otras personas ya que el día de su muerte, su familia decidió donar sus órganos y antes de ser desconectado, el elemento fue reconocido por familiares y personal del hospital.
“Nos da mucho gusto que fue una decisión difícil para nuestra familia pero sabemos que podrá ser recordado por eso porque siguió con ese protocolo de seguir salvando vidas y seguir sirviendo”, dijo.
MC