El entorno urbano se vuelve hostil contra la mujer en Guadalajara ante la falta de mantenimiento del espacio público, pues la falta de banquetas, alumbrado y el mal estado de los paradores de autobuses, así como la abundancia de lotes baldíos y muros ciegos, hacen peligroso el transitar de las féminas, quienes deben prever rutas alternativas para evitar ser víctimas de alguna agresión.
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De acuerdo con investigadoras del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), pertenecientes al Instituto de Investigación y Estudios de las Ciudades (INCiudades), varios estudios han constatado que solamente una pequeña fracción del Área Metropolitana de Guadalajara es apta para evitar la violencia comunitaria.
“Sólo 17 por ciento del territorio cuenta con las condiciones, el resto es inseguro para las mujeres; (es decir: 87 por ciento de la ciudad no garantiza la seguridad en cuanto su urbanística)”, menciona la secretaria técnica de INCiudades, Adriana Inés Olivares González.
Las académicas puntualizaron que la inseguridad se basa en dos características que no predominan en el área metropolitana: la diversidad funcional y los usos de suelo mixtos (para que coexistan comercios, servicios y viviendas en una misma zona). Con estos dos ejes, las calles pueden estar concurridas y no solas, y existen más ojos hacia lo que ocurre en los vecindarios, lo que evitaría la incidencia de violencia contra las mujeres.
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En 2017, realizaron el estudio “Programa de prevención de violencia contra las mujeres durante la movilidad urbana cotidiana en el transporte público”, a petición del extinto Instituto Jalisciense de las Mujeres (IJM), con el que se desarrollaron dos estudios de caso, uno de éstos en la colonia Las Huertas, de San Pedro Tlaquepaque, donde se detectó que 78.9 por ciento de los espacios son muy inseguros, 13.5 son seguros y 7.6 poco seguros.
En otro mapa, ya del AMG, creado por el IJM, se puede apreciar como diversas zonas periféricas, donde los entornos urbanísticos son hostiles, también son donde hay mayor percepción de inseguridad.
“La violencia comunitaria no la vemos en Andares, sino en zonas menos privilegiadas como Las Huertas. El territorio es fundamental para mejorar la seguridad”, recalcó Olivares González.
La investigadora del INCiudades, Érika Adriana Loyo Beristaín, recordó que en 2017, ONU-Hábitat consideró la gran importancia de que las ciudades sean “cuidadoras”, no sólo de las mujeres sino de cualquier grupo vulnerable, por lo que es necesario repensar la ciudad desde el territorio, hasta la diversidad de usos de suelo.
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“El AMG no es un área neutra, tiene 83 por ciento de su territorio que no es seguro para las mujeres, diversas violencias se ejercen en ésta. Buscamos evidenciar cómo el AMG no promueve el cuidado ni lo considera en el diseño de su territorio, desde la estructura de las banquetas, donde no cabe ni una silla de ruedas o carriola, hasta el tema del alumbrado”.
Además, dijo que ni la primera infancia ni los adultos mayores y menos las personas con discapacidad son consideradas en este cuidado que debería brindar la ciudad.
SRN