Aunque fueron instalados con un propósito en particular y llegaron a convertirse en elementos indispensables, en la actualidad se han vuelto obsoletos luego de haber sido desplazados por la era digital y las nuevas tecnologías, se trata de mobiliario urbano que luce abandonado en la vía pública, inservible o falto de mantenimiento, una especie de fósil urbano que contamina la imagen de la metrópoli.
La ciudad se encuentra invadida por módulos, marquesinas, tótems, casetas telefónicas, buzones, postes, bolardos que no ejercen servicio público alguno, por el contrario, se han convertido en un estorbo para el peatón, para el ciclista y hasta para los turistas que buscan una buena imagen de la ciudad que visitan y que al revisar la captura que han tomado, se dan cuenta que en su retrato se coló al menos un parquímetro o los restos de un teléfono público.
Son cacharros afianzados al pavimento, a las banquetas y los postes, algunos tatuados con grafiti de vándalos que al acabarse algunos muros y fachadas, han encontrado es estos esperpentos el lienzo ideal para contaminar aun en mayor medida la imagen urbana.
“¿Buscas trabajo?, ofrecemos 2 mil semanales más bono” se puede leer en las hojas impresas que son pegadas en este mobiliario, otras ofertan dietas milagrosas, “pierde 10 kilos en dos semanas” y no faltan los anuncios de búsqueda de mascotas, “¿Lo has visto? Responde a nombre de Morocho, ayúdanos a que vuelva a casa”. Fuera de eso, este mobiliario no tiene utilidad.
Los cachivaches se han ido acumulando en la vía pública debido a que en los municipios no existen programas específicos para su remoción y esta se da únicamente cuando se realiza obra pública y por fuerza se deben retirar para dar paso a la rehabilitación de calles o banquetas.
Pero eso no es todo, los ayuntamientos también se enfrentan a una limitación jurídica para remover los el mobiliario obsoleto de la ciudad cuando este no les pertenece, pasa por ejemplo con los buzones postales o teléfonos públicos, cuya instalación proliferó a inicio del presente siglo, muchos de estos con el debido permiso del Instituto Federal de Telecomunicaciones, otros, simplemente aparecían en alguna esquina de la noche a la mañana.
En la lista también se encuentran algunas aportaciones municipales o estatales, como lo son los tótems informativos, que tienen el fin de dar a conocer particularidades de algunos espacios públicos que son un atractivo turístico, pero que en realidad, se han convertido en una especie de imperfección en la postal que puede ofrecer cualquier explanada en la ciudad, puesto que ahora lo que destaca en ellos es el grafiti.
Los buzones que pertenecen a Corres de México, van perdiendo terreno en la utilidad que pueden representar para la sociedad, pues ante las facilidades que brindan las nuevas tecnologías como el correo electrónico y más allá de ello, las aplicaciones de mensajería instantánea, es cada vez menor el número de personas que recurren a enviar cartas a través del servicio postal.
En su último informe, Correos de México documentó una importante disminución en el uso de buzones expresos, que son aquellos en color rojo que aún se pueden ver en algunos puntos de la ciudad, “la funcionalidad de algunos de estos es similar al comportamiento de los puntos de servicio, entre 2006 y 2011 se observó una disminución en el número de buzones, aun cuando en ese último año se registraron 4,122 más que en 2010, debido a que en el transcurso del año se solicitó ratificación de las existencias de buzones de cada entidad federativa”, reportó Correos de México, sin embargo, se estima que para su siguiente informe, próximo a darse a finales de este 2018, la tendencia de disminución en número de buzones sea mucho mayor, además de que habría pocas probabilidades de que se pida ratificar la existencia de los mismos en la mayoría de estados, incluidos en ellos Jalisco.
En 2006, de acuerdo al informe de actividades del sexenio pasado, Correos de México registró contar con 27 mil 483 buzones entre los tradicionales y expresos, cantidad que se redujo de manera significativa en cinco años, pues para 2011, la dependencia reportó la existencia de 20 mil 945 buzones, es decir, 6 mil 538 menos que a inicio de dicha administración.
Sin embargo, los buzones de correo pasan prácticamente desapercibidos si se compara su presencia con la cantidad de teléfonos públicos que hay en la ciudad, los cuales se llevan el primer lugar en cuanto a mobiliario urbano obsoleto que abunda en las calles.
“Hemos retirado algunas cabinas como parte de las obras de renovación de banquetas en algunas zonas de la ciudad. Son cabinas de teléfono que no tenían uso. En cuanto a buzones, ahí debería de haber un tema también con los de correos, porque nosotros por nuestra cuenta no podemos quitar infraestructura que no nos pertenece”, informó el área de comunicación social del ayuntamiento de Guadalajara respecto al tema.
Ya sea que operen con tarjeta de prepago o a través de monedas, los aparatos telefónicos se usan cada vez menos, pues resulta mucho más sencillo el abonar saldo a un dispositivo móvil y realizar llamadas o mandar mensajes mientras el usuario se traslada de un punto a otro, que el hacer uso de estas cabinas, que además, se encuentran en su mayoría, en malas condiciones.
En algún momento, la venta de tarjetas de prepago para teléfonos públicos tuvieron gran demanda en las tiendas de abarrotes y de conveniencia, pero actualmente, se trata de un producto que algunos propietarios de negocios ya ni siquiera saben si aún existe, “si las vendíamos aquí pero ya tiene mucho que nos las dejaron de traer, la verdad no sé si todavía se usen”, mencionó el señor Roberto desde detrás del aparador de su tienda en la colonia Moderna.
Y es que aunque se trata de un producto que aún se comercializa, su venta va a la baja, “si la vendemos, pero muy poco, a veces hasta es raro para uno mismo cuando nos la piden, por ejemplo los que entran a trabajar que están todavía jóvenes les tenemos que explicar que sí se vende porque nos ha pasado que les preguntan y ellos dicen que no, porque no están familiarizados con ellas”, explicó el empleado de mostrado de una tienda de conveniencia.
Algunas de las compañías que prestar el servicio de teléfono público han hecho un esfuerzo por mantenerse vigentes y ofrecen además de servicio de comunicación telefónica, servicio de conectividad mediante datos en esquema de prepago, aun con ello, es evidente que el hecho de que un gran porcentaje de los ciudadanos puedan tener acceso a un teléfono celular, ha mermado de manera considerable la utilidad de estas casetas que telefónicas, que encabezan la lista de mobiliario en la ciudad que parece destinado a convertirse en una chatarra urbana.
Parquímetros, los únicos en la mira de Guadalajara
Entre el catálogo de cacharros que se encuentran en la vía pública y que el al menos el ayuntamiento de Guadalajara tiene en la mira retirar, se encuentran los parquímetros de moneda, los cuales son parte de un proceso de modernización de estacionómetros en la ciudad, algo, que obedece también al uso de tecnologías para el cobro virtual de espacios de estacionamiento en la vía pública.
Este proceso de renovación tras retirar la concesión a la empresa Metrometers, que desde 2012 se había hecho cargo de administrar los estacionómetros en la ciudad, contempla también el limpiar las calles de parquímetros, pues actualmente el pago de estos espacios se puede realizar de manera virtual a través de tres opciones que brinda esta nueva modalidad aplicada en siete de doce zonas que comprenden el municipio de Guadalajara.
El retiro de parquímetros inició en 2017 y actualmente, el gobierno tapatío ha quitado de la vía pública un total de mil 34 máquinas que se encontraban en zonas como Lafayette, Centro, Americana y Libertad.
No obstante, aún resta un numero un poco mayor de unidades tragamonedas que se encuentran en las calles de Guadalajara, mil 600 de ellas y que también se contempla que puedan ser removidas en los siguientes meses.
El retiro de estos parquímetros corre a cargo de la dirección de Obras Públicas y para costear el mismo, se utilizan fondos obtenidos por el propio cobro de aparcaderos en la vía pública, pues no solo se trata de retirar, sino que se debe realizar una labor de restauración del espacio del cual haya sido extraído este, que hasta hace algunos años, era el mecanismo para que los automovilistas pagaran la tarifa por el uso de la vía pública para estacionar sus automotores.
•Tan solo en el municipio de Guadalajara, el ayuntamiento ha retirado 1,034 parquímetros, sin embargo, aún existen más de mil 600 parquímetros disfuncionales.
•Hasta 2017, se acuerdo a información del Instituto Federal de Telecomunicaciones, en territorio nacional existen 851, 137 líneas públicas con registro y permiso de operación
•El 66.6 por ciento de los teléfonos públicos pertenecen a la empresa Telmex
•En 2017, en Baja California Sur, una de las empresas de telecomunicaciones modificó sus cabinas telefónicas para habilitarlas como centros de carga, puntos de acceso a internet y publicidad comercial.
•Los parquímetros y casetas telefónicas no solo son objetos susceptibles al vandalismo, también suelen ser violentadas las alcancías que contienen las monedas depositadas por usuarios.
•Desde los teléfonos públicos se puede tener acceso a números de emergencia y servicios 01 800
•En el sexenio 2006 – 2012, por falta de uso fueron retirados 7 mil buzones de correo en el país, se espera que para el siguiente informe de Correos de México (2018) la cifra se incremente de manera significativa.
MC