En 1920 el escritor uruguayo Horacio Quiroga publicó el cuento Juan Darién, la historia de un tigre que se crió y educó entre los hombres. Un siglo después, la fábula no sólo tomó vigencia, sino que se convirtió en una realidad en el Bioparque Tekuayan, de Tizayuca.
En este espacio, cuatro cuidadores adoptaron como propio un pequeño bebé de tigre de bengala, cuya madre tuvo un parto prematuro y en edad joven, terminó por fallecer.
“Él nació antes de lo esperado, es decir es un bebé prematuro, que dada su condición clínica tuvo que ser criado de forma artificial, tiene una crianza artificial intensiva de 24 horas”, señaló Emma Gómez Ramos, responsable técnico del Bioparque.
La médico veterinario explicó que al no contar con una mamá, el cachorro todo el tiempo tiene que contar con que alguien esté con él, “porque presenta varias cosas”.
“La primera es que su sistema inmune está deprimido, pues el no tomó leche materna y presenta una deformidad en una extremidades trasera la cual ha sido tratada con mucho esfuerzo de todo el equipo Tekuayan y pues va saliendo adelante”.
El primer reto de su alimentación fue sustituir la leche materna la cual se obtuvo mezclando tres fórmulas.
“Ha sido muy complicado, porque no existe en el mercado leche de tigre, entonces tuvimos, gracias a los veterinarios, hicimos una mezcla de varias leches, de varias fórmulas, para tratar de llegar un poquito, parecernos un poquito, a los requerimientos nutricionales, proteínas, vitaminas, minerales que este animalito debería de recibir”, explicó Alfredo Aguayo, Curador del Bioparque.
Con su crecimiento, la dieta del juguetón tigre de cuatro meses de edad se ha enriquecido con tres porciones de carne de ave y carne roja; se espera que en unos años llegue a los 200 kilos de peso.
La crianza artificial está por concluir y ello se entrará a la fase desapego y prepararlo para ser un tigre, explicó Alfredo Aguayo.
“Él prácticamente tiene mucho apego con las personas, no con una en particular, pero sí con las personas, entonces hacer un tigre que va a vivir con otros tigres, que va a vivir dentro del parque, es muy importante que ese apego que tiene con los humanos se empiece a cortar para que él empiece a generar conductas más naturales, es por eso que una vez que termine la crianza artificial, prácticamente está a punto de terminarla, tenemos que empezar a condicionar para ser un tigre”.
Gómez Ramos recordó que los tigres de bengala si bien no son especies nativas de México, sí se encuentran en peligro de extinción y por tanto se deben de buscar su preservación.
Explicó que en vida libre, un tigre de bengala puede procrear tres crías y de éstas en promedio sólo sobrevive una. Mientras que en crianza artificial, de cuatro especies sólo una llega a sobrevivir.
En el caso del Bioparque Tekuayan añadió que su objetivo no es la reproducción, sin embargo, en el caso de Darién está es la primera crianza artificial del espacio y “vamos muy bien, pronto tendremos más buenas noticias de su evolución”.
LG