Hijo de Escobar rechazó seguir herencia violenta

“Llegamos a tener suficientes dólares para alimentar a una ciudad, pero nos perseguía la policía y no podíamos salir a comprar comida”.

Su padre decía que “valiente es el que no usa drogas”. (Especial)
Ana Salazar
Naucalpan /

Al cumplir 16 años se vio obligado a cambiar su identidad, desde hace mucho acepta que su padre cometió graves errores, como ser “un hombre tramposo que cortaba la cocaína y de un kilo sacaba ocho tantos, a los que agregaba vidrio molido para aumentar su peso; además, todos sabían que en la selva Colombiana estaban sus laboratorio. 

"A pesar de vivir en la clandestinidad, era considerado un padre amoroso por sus subordinados”, así lo expresó Sebastián Santos Marroquín, hijo del mítico jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria.

Ayer, este personaje se reunió con estudiantes de la Universidad del Valle México (UVM), ubicada en Naucalpan, donde expuso la violencia que vivió con su hermana y madre entre los lujos que poseían, desde grandes mansiones hasta vajillas con incrustaciones de oro de 24 quilates, fruto de las actividades ilícitas de su padre, quien le confesó a los siete años que era un bandido y le advirtió el daño de usar drogas, recordando que le dijo:“valiente es aquel que no las consume”.

Detalló a los estudiantes que decidió darse la oportunidad de no seguir el mismo camino que su progenitor y resolvió reconciliase con las víctimas de su padre.

Es escritor, arquitecto de profesión y en todo el mundo da conferencias a los jóvenes para advertirles sobre la violencia en la que se vive cuando se cometen iliciticos, actividad que asegura no vale la pena. “Entre más poseíamos, más pobre me sentía. Alguna vez tuvimos suficientes dólares para alimentar a una ciudad, pero perseguidos por la policía no podíamos salir por comida”.

Ante cientos de estudiantes, que abarrotaron el auditorio del campus universitario, narró que a sus 16 años fue obligado a cambiar mi identidad, “esencialmente porque las aerolíneas no nos vendían pasajes. En ese momento de guerra mi padre había fallecido y la única manera para escapar de esa violencia heredada fue el cambio de identidad, en algunas oportunidades me acusaron de no querer a mi papá porque me cambié el nombre y digo que no somos nuestro apellido.

“Si creyera el cuento de mi apellido, porque me llamé Juan Pablo Escobar, estaría supeditado a continuar el camino que mi padre trazó. Si me hubiera creído el cuento del nombre habría seguido un legado de violencia y venganza sin precedentes. Pero la herramienta de cambiar mi identidad me dio la oportunidad de reinventarme como persona y escapar de Colombia”.

Agregó que después de la muerte de su progenitor, cometió uno de los peores errores de su vida, “amenazar al país con vengar la muerte de mi padre, de repente dije yo solo voy a matar a esos hijos de puta, esas fueron las palabras exactas”.

Por supuesto, explicó, esa declaración desafortunada terminó transformando su futuro, “aprendí el poder de la palabra, la relevancia que tiene todo lo que decimos y la poca importancia que le damos a eso, entendí que cuando declaramos algo se transforma nuestra realidad de manera inmediata”.

También indicó que ordenar el asesinato de Rodrigo Lara Bonilla, ministro de justicia de Colombia e incursionar en la política fueron otros errores del reconocido narcotraficante. 

SGCF

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