El auge turístico de Tehuacán hace poco más de un siglo, cuando su población era de apenas unas 20 mil personas, alcanzó grandes niveles por la fama de sus aguas milagrosas y buen clima. Esto llevó a que inversionistas se interesaran por hacer de esta ciudad un destino turístico y se construyeran grandes hoteles que albergaron a personajes de la farándula y destacados políticos. Actualmente, la ciudad tiene alrededor de medio millón de habitantes, mientras que los edificios se convirtieron en instituciones educativas, oficinas de gobierno o están cerrados.
En la historia de esta ciudad se cuentan cinco grandes hoteles: El Riego, Spa Peñafiel, Montecarlo, Madrid y México. Varios de estos inmuebles llegaron a contar hasta con 100 habitaciones, capacidad que hoy no tienen los más de 20 que están en funcionamiento, además de que carecen de los servicios que antes distinguieron a los prestigiosos recintos.
Juan Manuel Gámez Andrade, cronista de Tehuacán, destacó que la hotelería de Tehuacán vivió una época dorada que abarcó casi cuatro décadas, es decir, desde los años 30 hasta mediados de los 70. La ciudad tenía cinco hoteles y por orden cronológico fue primero El Riego, luego México, Garci-Crespo (después llamado Peñafiel), El Palas (que después se convirtió en Montecarlo) y Madrid.
Nacimiento del emporio
Estos hoteles formaron parte del emporio hotelero y algunos se distinguieron sobre otros en la vorágine turística de la ciudad. El Riego abrió sus puertas al turismo nacional e internacional, pues fue construido en el último tercio del siglo XIX por la familia Mont. Su origen fue significativo, porque fue una hacienda próspera, dedicada a la siembra del maíz y trigo, mientras que en algunas secciones se realizaba la cría de ganado.
En la historia, el señor Wenceslao Mont Tamborrel, junto con sus hermanos, eran propietarios de este hotel e invitaron al general Porfirio Díaz, que en aquella época ya se preparaba para la Presidencia de la República; “era un hombre importante sobre todo en la milicia y lo invitaron a pasar unos días en la hacienda de El Riego”, dijo el cronista.
Tras conocer las instalaciones, Porfirio Díaz les dijo que era un paraíso, había contacto con la naturaleza, un clima espléndido, “se come bien y, sobre todo, visitó el manantial donde tomó el agua mineral que tanta fama tiene por ser curativa, principalmente para males hepáticos. Él le dijo a Wenceslao Mont que podía poner una finca veraniega y así mejorar sus ingresos a parte de las cosechas. A don Wenceslao le agradó la idea y de esa manera la hacienda se convirtió en un pequeño hotel que comenzó a dar servicio con las aguas minerales”.
Conforme se consolidó su fama y obtuvo prestigio a principios del siglo 20, se construyó el balneario y comenzó a tener forma El Riego; cabe señalar que el primer nombre de la finca fue sanatorio El Riego, porque el turista llegaba con el fin de curar sus males al tomar el agua de Tehuacán.
Este hotel cubrió una época dorada, ya que llegaron presidentes de la República y personalidades del espectáculo. Esa parte de El Riego generó la expectativa de que Tehuacán tendría todo el potencial para ser una ciudad turística y poco a poco se convirtió en el puntero con la culminación de las obras hoteleras en 1879; no obstante, actualmente el espacio está en ruinas.
A finales del siglo XIX y principios del XX, llegó a Tehuacán un personaje de la ciudad de Tabasco de apellido Sastré, quien junto con Andrés Bello, fundaron el Hotel México, el cual originalmente comenzó a dar su servicio en un edificio de la hoy Avenida Reforma. En sus inicios era más pequeño en comparación con el tamaño actual, pero creció poco a poco conforme a las necesidades que tuvo.
“Este fue el segundo hotel más importante de Tehuacán, porque Andrés Bello y Sastré no eran improvisados en la actividad hotelera, tenían preparación, incluso uno de ellos había trabajado en Europa y Suiza, donde la hotelería ya era toda una realidad”, dijo el cronista.
“Con esa experiencia, ambos fundaron el Hotel México que fue convertido en un espacio de prestigio. Después Andrés llamó a su sobrino Felipe Bello para que lo viniera a auxiliar, porque además tenía visión clara de que Tehuacán tenía esa vocación turística. Este hotel tenía la ventaja de estar en el centro de la ciudad”, señaló Gámez Andrade.
Felipe Bello era un cocinero de renombre en su país (España), pero en México consolidó sus habilidades culinarias al grado de que cuando Francisco I. Madero estuvo en Tehuacán en 1909, durante la campaña para formar los clubes antireelecionistas, escogió esta ciudad por la tranquilidad y las aguas únicas; “se enamoró del hotel por la comida española que se preparaba, pero también por la francesa y mexicana, había variedad”, dijo.
Una vez en la Presidencia, Francisco I. Madero mandó por Felipe Bello, “a quien le pidió que fuera su cocinero. Así se trasladó a Chapultepec para convertirse en el cocinero del entonces Presidente de la República. Estuvo un tiempo y después regresó para dedicarse al hotel que ya había crecido en sus dimensiones, pues abarcaba otros predios hasta llegar a la esquina con Avenida Reforma e Independencia Poniente, con un total de 80 habitaciones y suites”.
Por la pandemia de covid-19, este hotel que estuvo abierto más de 120 años. El 15 de septiembre de 2020 cerró sus puertas, sin embargo, en los últimos meses se anunció que en breve volverá a dar servicio.
Hotel Spa Peñafiel
“Este hotel le dio a Tehuacán la mayor fama, a nivel nacional e internacional, porque reunía todas las exigencias del turista y a pesar de que en ese entonces no se tenía la clasificación de las cinco estrellas, este las reunía”, afirmó Juan Manuel Gámez Andrade.
Este hotel nació cuando el entonces presidente Abelardo L. Rodríguez había previsto construir un casino en Tehuacán, porque conocía de la fama turística y la ubicación geográfica de la ciudad; esto le daba un plus para construir un casino similar al que tenía en Tijuana.
“Además, Tehuacán era la puerta para Oaxaca, Ciudad de México, entre otras ciudades, por eso tenía como plan A el hotel El Riego. Se entrevistó con su dueño Wenceslao Mont, a quien le dejó un cheque en blanco para que le pusiera la cantidad que él quisiera, al día siguiente regresó para ver cuánto costaba el hotel y le dijo que su familia no quería venderlo”, señaló el cronista.
Por lo anterior, el Presidente aplicó “el plan B” y encontró el espacio en San Nicolás Tetitzintla, donde estaba un pequeño laboratorio de don José Garci-Crespo, se dio cuenta que ese campo era el idóneo para construir el hotel.
“Hablo con él para que se hiciera un consorcio turístico e industrial, pero cuando ya estaba en proceso de construcción el casino, vino un decreto de Lázaro Cárdenas, quien prohibió los casinos en el país. Entonces se decidió que fuera un hotel y en 1934 se inauguró el Hotel Garci-Crespo”.
Este fue el origen del hotel con más de 100 habitaciones, cada una tenía línea telefónica (para entonces era una proeza), con un lobby que hasta estos días conserva su belleza. Además, tenía playas artificiales con palmeras, una alberca olímpica con sus dos trampolines, peluquería, cine, campo de golf, un restaurante amplio, comedor, aeropuerto, estación de ferrocarril. Enfrente se ubicaba un gimnasio, baños turcos, de vapor y los bungalows.
“Este hotel cubrió una época de gloria en Tehuacán, porque llegaron personajes como presidentes de la República, artistas como Mario Moreno Cantinflas, Walt Disney, Enrique Álvarez Félix, María Félix y Agustín Lara, Joaquín Pardavé, entre otros”, dijo el cronista.
De esta forma se convirtió en el más importante de Latinoamérica, porque tenía todos los servicios y también fue escenario de películas como “El gran robo”. Hoy el inmueble fue fraccionado, una parte es ocupada por una universidad y la otra se mantiene como hotel.
Hotel Palas y Madrid
El Hotel Palas nació como una necesidad para cubrir una parte de la demanda que había por el turismo que llegaba a Tehuacán en Semana Santa y fiestas de fin de año. Era tanta la demanda que pobladores empezaron a rentar cuartos en sus viviendas, incluso, en la década de los 40 se supo que había casi 80 casas de huéspedes, reveló el cronista a raíz de un directorio que encontró.
“Por eso se construyo el hotel que inicialmente se llamó Colonial, después Palas y terminó como Montercarlo. Fue creado con una visión americana, tenía 100 habitaciones, una alberca grande, un salón para eventos; hoy este inmueble alberga a oficinas del gobierno municipal y se llama edificio Morelos”, dijo.
Mientras, el Hotel Madrid fue construido en la década de los 30 en el centro de la ciudad, a un costado del Palacio Municipal. Este fue propiedad de un familiar de Wenceslao Mont, pero el inmueble se perdió en el sismo de 1999. “Como todo es cíclico, el turismo comenzó a decaer en Tehuacán en la segunda mitad de la década de los 70 y todos estos centros de hospedaje vinieron en decadencia”, finalizó el cronista.
AFM