Desde pequeño, Hugo Betancourt inició un camino de vida por la música, en su caso como laudero, profesión en la que está por cumplir 30 años de carrera, y en la que aparte de él, comentó, solo hay otros cuatro profesionales en la materia en Nuevo León.
Aunque nació en la Ciudad de México, compartió en entrevista para la plataforma MILENIO-Multimedios que ya se siente regio, sus hijos nacieron aquí, y desde su taller en la colonia Adolfo Prieto, en Guadalupe, es un referente local, nacional e internacional gracias a la calidad de su trabajo.
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“Yo aquí en el taller trabajo (la) reparación, restauración, alta restauración y fabricación de instrumentos: hago violín, viola, chelo y contrabajo”.
“Solamente trabajo esos cuatro, hay otras profesiones que trabajan otros instrumentos como alientos, los lutieres trabajan alientos, y los guitarreros hacen guitarra, mandolina y demás instrumentos de cuerda pulsada”, comentó.
En su caso, precisó, solo trabaja instrumentos de cuerda frotada, es decir, que se tocan con arco.
“Yo solamente hago cuerda frotada, las cuerdas frotadas son instrumentos que se tocan con arco”, mencionó.
Aunque está abierto al público en general, la mayoría de sus clientes dijo, son de la orquesta de la UANL, de los alumnos de los maestros de la Orquesta Sinfónica de la UANL (OSUANL) o de particulares.
“Aquí en Nuevo León hay otros cuatro lauderos y yo. Yo trabajo con la Orquesta, la mayoría de los músicos de la Orquesta vienen conmigo, de la Orquesta de la Autónoma de Nuevo León”, indicó.
En Estados Unidos, destacó, es mucho más alto el precio de la restauración.
“Generalmente son instrumentos históricos o instrumentos de valores mucho más altos”, señaló.
En cuestión de la fabricación, comentó, hacer un violín es un proyecto que le lleva entre tres y cuatro meses, eso sin descuidar las reparaciones.
mrg