¿Usas alguna? Investigadora revela que existen expresiones de dominación en 'amor romántico'

De acuerdo con “El amor también es político” expresiones como “alma gemela” contienen signos de dominación y argumentan amor romántico como pretexto.

Relaciones amorosas | Melanie Torres
Jaime Zambrano
Puebla /

El “amor romántico” puede esconder principios de dominación que, en algunos casos, desencadenan en diferentes tipos de violencia de género, ya que se presenta un ejercicio de poder disfrazado de afecto o cariño.

De acuerdo con el análisis “El amor también es político”, realizado por Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la Universidad Iberoamericana Puebla, las expresiones como “mi media naranja”, “mi príncipe azul” y hasta “alma gemela”, en el fondo, contienen signos de dominación y argumentan un amor romántico como pretexto.

El denominado “amor romántico” que encierra una lucha de poder, en los casos más severos, pueden derivar en agresiones desde psicológicas hasta las físicas, poniendo, en riesgo, en algún momento, la integridad y la vida, en feminicidios.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que, al menos dos de cada cinco mayores de 15 años han sido víctimas de algún tipo de violencia en su relación de pareja y las más recurrentes son la psicológica, la económica y la física.

“Es fundamental comprender la violencia de pareja como un asunto social que implica cuestionar las prácticas históricas relacionadas con el género y el ejercicio del poder. Es necesario descentralizar el amor desde la identidad femenina para erradicar los daños que la dependencia provoca en las mujeres”, apuntó la investigadora.

El “amor romántico” se traduce en una privación para las personas, especialmente para las mujeres, de una experiencia sana de amores diversos como amistades, integrantes de la familia y hasta colegas de profesión.

Expresiones como la humillación, los insultos y los celos se pueden normalizar y, cundo eso sucede, se presentan ciclos de violencia que, con dificultad, se pueden romper y que pueden derivar en agresiones físicas, apuntó Gamboa Muñoz.

“De alguna manera, se encierra a las mujeres en los ciclos vitales socialmente aceptados, los cuales se relacionan con el ideal tradicional. Se piensa que el amor siempre está fuera de una misma. Por tanto, hay que encontrarlo. Y eso ha sido muy importante en cómo se van reproduciendo distintos mitos sobre el amor romántico”, destacó.

La investigadora de la institución que forma parte del Sistema Universitario Jesuita destacó que, en diferentes casos, las mujeres pueden percibir que están viviendo en una situación de violencia y, sin embargo, no denuncian.

“No es tan sencillo salir de esa relación por todo el ámbito cultural o comunitario que está alrededor de ellas. Cuando las agresiones escalan y llegan a su punto máximo, los feminicidios, se cierra el continuum de violencia”, destacó.

Ante el panorama, la responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género resaltó la importancia de comprender las conductas que dan pie a cualquier forma de violencia como es la relación con el perpetrador de ella.

“La mayoría de los casos de feminicidio son cometidos por parejas, exparejas, novios o concubinos, pero también por pretendientes”, alertó.


CHM

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