La Arquidiócesis de Monterrey pidió a las autoridades estatales analizar con “mucho cuidado” las decisiones que vayan a tomar sobre el alza en las tarifas del transporte público ya que puede generar un detonante de descontento en la ciudadanía y sufrimiento para las familias vulnerables.
Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, consideró que este tema es muy delicado al argumentar que toda la problemática que se vive con el transporte público termine recayendo en el bolsillo de los que menos tienen.
“Desde luego es un asunto muy delicado, nuestra metrópoli padece del servicio público para la gente más pobre y necesitada, creo yo que tiene que ser lo que es justo, pero también creo yo que no puede caer en el bolsillo de los más pobres toda la problemática que tiene nuestro estado por el Transporte.
“Ahí si quien nos gobierna y quien tome las decisiones tiene que ponderarlo con mucho cuidado porque puede ser un detonante social de descontento y desde luego, lo peor, de sufrimiento para los más pobres”, dijo.
En este sentido, extendió su petición al gobernador Jaime Rodríguez Calderón para que, antes de cualquier decisión, piense en los pobres.
“Con todo respeto porque no me toca a mí decirlo y mucho menos plantearlo, que vean a los pobres antes de tomar una decisión”, refirió.
Fue en el transcurso de la semana pasada cuando Rodríguez Calderón anunció que iniciarían con las reuniones para ver un posible ajuste a las tarifas del transporte público de Nuevo León.
Dicha medida, resultó muy polémica y cuestionada por los ciudadanos tanto en redes sociales, como en los diferentes sondeos que realizaron los medios de comunicación.
Agradece apoyo de ciudadanía para Obispo fallecido de Tampico
En otro orden de ideas, Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, agradeció a la comunidad católica el apoyo que mostraron al Obispo de Tampico, José Luis Dibildox, quien falleció este fin de semana a causa del cáncer.
“Yo agradezco a los fieles de Tampico que mostraron su cariño y respeto a su obispo, la Catedral estuvo desbordada, estuvieron muchos sacerdotes y desde luego un innumerable grupo de fieles jóvenes y adultos.
“El pueblo supo que estuvo casi siete años tratando de resolver un cáncer que al final terminó en su muerte”, dijo.