“...las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria". Esa fue la frase con la que el General Ignacio Zaragoza Seguin, en plena madrugada del 5 de mayo de 1862, anunciaba al presidente Benito Juárez García que el ejército francés había sido derrotado en los cerros de Loreto y Guadalupe tras varias horas de combate sin tregua ni descanso.
Esa noche, en la que Puebla se convirtió en escenario de uno de los momentos más gloriosos en la historia del joven México, no habría sido sinónimo de victoria sin la participación de una camada de indígenas de la Sierra Norte, que se unieron al Ejército de Oriente para vencer a la que se consideraba como la nación con mejor preparación militar.
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"El General Zaragoza planeó una gran estrategia, le jugó a la soberbia de los franceses. La posición de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe fue primordial ya que fue una posición elevada y él ya había probado a los milicianos serranos en la Batalla de Las Cumbres de Acultzingo", relató a MULTIMEDIOS Puebla el cronista Aníbal Manzano González, quien recordó que el primer enfrentamiento entre mexicanos y franceses ocurrió el 28 de abril de 1862, una semana antes de la Batalla de Puebla.
El líder del Consejo Municipal de la Crónica de Tetela de Ocampo compartió parte de las vivencias del 6/o. Batallón de la Guardia Nacional de Puebla, integrado por 129 hombres, quienes dejaron sus comunidades para defender la soberanía nacional ante los intereses imperialistas de Francia en México.
Comandados por Ignacio Zaragoza, pero teniendo como líderes morales a los oficiales Juan Nepomuceno Méndez, Juan Crisóstomo Bonilla, Juan Francisco Lucas, José María Huidobro, Tomás Segura y Miguel Islas, el grupo de milicianos oriundo de Tetela de Ocampo, Xochiapulco y Zacapoaxtla se armaron de valor para unirse a la resistencia mexicana.
"Zaragoza se dio cuenta ahí, en la Batalla de Acultzingo, de la capacidad que los indígenas serranos tenían de pelear. Eran hombres que no tenían miedo, que no tenían temor a morir y al mandarlos al frente de batalla el 5 de mayo, porque ellos fueron los primeros mexicanos en enfrentar a los franceses, él sabía que eran una garantía de la lucha cuerpo a cuerpo".
Sin dar paso a las especulaciones, Aníbal Manzano consideró que gran parte del éxito de Zaragoza y el Ejército de Oriente en la Batalla del 5 de mayo obedece al pundonor del 6/o. Batallón de la Guardia Nacional de Puebla, mezclado con la soberbia y el menosprecio del ejército francés hacia las tropas mexicanas, pensando que su victoria estaba asegurada.
"Esperaban un ataque de fusilería, quizás algún tipo de estrategia diferente, pero lo que jamás esperaron es que iban a llegar milicianos con machete en mano, con fondas, con piedras y que les iban a hacer esa confrontación cuerpo a cuerpo tan aguerrida, fue un ataque sorpresa".
Manzano indicó que los registros en los archivos municipales dan cuenta de un aproximado de 80 indígenas muertos durante la ocupación francesa en Puebla, que abarcó de 1862 a 1867, más los lesionados con secuelas o heridas de gravedad.
Explicó que eso se debe a que durante los cinco años de reinado de Maximiliano de Habsburgo en México, los habitantes de Zacatlán, Cuetzalan, Zapotitlán de Méndez y Xochiapulco libraron hasta 84 batallas en contra de invasores extranjeros que llegaban a sus comunidades, las cuales no figuran en los libros de historia pese a ser igual de valiosas para la defensa de México como lo fue la del 5 de mayo en Puebla.
"La intervención francesa todavía tiene mucha área de oportunidad para la investigación, nosotros en los últimos cinco años hemos dado a conocer información inédita sobre la ocupación austro-húngara que hubo en la Sierra Norte de Puebla de 1865 a 1866. Es un periodo histórico muy poco investigado y que es igual o incluso más heroico que la batalla del 5 de mayo".
El cronista consideró que este tipo de sucesos son desconocidos por la mayoría de la gente porque no se han difundido adecuadamente y las historias que se guardan al respecto permanecen guardadas en el Archivo General de la Nación, la Dirección General de Archivo e Historia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) o el Archivo General del Estado de Puebla.
Aníbal Manzano sostuvo que "es momento de reivindicar a los serranos" y resaltar la labor que el 6/o. Batallón de la Guardia Nacional de Puebla para obtener la victoria en aquél 5 de mayo de 1862, suceso en el que también se registró la participación de varias mujeres que no tomaron las armas, pero sí fungieron como apoyo en labores de enfermería o como mensajeras entre las tropas repartidas a lo largo de los cerros de Loreto y Guadalupe, pasando por la Iglesia de Los Remedios y los fuertes militares que la resguardaban.
"Sin duda había mujeres que acompañaban a sus hombres, lo que ya después se conoció en la Revolución Mexicana como soldaderas. Obviamente la mujer jugó un papel fundamental desde esta época de la historia de México siempre al lado del miliciano, en las labores de estar proveyendo alimentos, en la cuestión de dar acompañamiento, un soporte moral".
AAC