La inflación que se colocó en 7.11 por ciento en el mes de julio de este año y el aumento de la pobreza laboral en la que se encuentra casi la mitad de la población en el estado de Puebla, 49.2 por ciento, impactan de manera directa en el crecimiento de la brecha educativa y en las posibilidades de abandono escolar.
De acuerdo con análisis “Retos para el modelo educativo en este inicio de clases”, realizado por Rodolfo Cruz Vadillo, investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), ante un aumento de precios y una reducción del poder adquisitivo, los estudiantes dejan de salir de sus comunidades para ir al bachillerato o a la universidad.
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“¿Qué es lo que pasa con elementos de pobreza? Que el estudiante y las familias no pueden decidir ¿Por qué? Porque solamente pueden ir a esa escuela de la esquina porque la otra implica un transporte o dos transportes o implica que los estudiantes salgan de la comunidad y tengan que pagar pensión con los alimentos y el propio transporte. Me voy explicando, en sí, los útiles escolares ya es un gasto que para muchos no es significativos y para muchos es un dineral en útiles escolares”, destacó.
El investigador de la universidad poblana explicó que la pandemia de covid-19 demostró que las carencias en una familia fueron factor para que un estudiante ya no pudiera continuar sus estudios en la modalidad en línea.
Toda persona tiene derecho a decidir la institución en la que quiere estudiar y desarrollarse; sin embargo, los problemas económicos limitan esa posibilidad y, en muchas familias, solo se acude a la institución que se pueda por su cercanía o por sus características económicas.
“En este momento de inflación, por ejemplo, qué es lo que pasa, vamos a ponerlo así: se supone que como estudiante tienes derecho, deberías tener el derecho de la oferta, de decidir a qué institución quieres ir, cuál es la institución que te conviene por x o y, por su visión, sus características”, apuntó.
Actualmente, entre los jóvenes poblanos se registran casos de quienes no pueden continuar sus estudios de nivel medio superior o superior porque carecen de recursos para trasladarse a los planteles educativos.
“Hay estudiantes que no pueden continuar sus estudios porque no pueden salir de su comunidad, hay estudiantes que no pueden seguir por falta de recursos económicos. Por eso, es cuestionado el derecho a la educación. Hay estudiantes que, dónde ellos viven, solo hay primaria y secundaria, pero no hay bachillerato. Entonces, ¿qué pasa? Si el dinero lo permite te vas al bachillerato más cercano, pero si no lo tiene, los estudiantes se van a trabajar porque no alcanza para que se vayan al bachillerato”, destacó.
La economía de las familias, una situación estructural, impacta directamente en las oportunidades de los estudiantes, ante lo cual, crece la brecha porque hay un grupo de jóvenes que sí puede continuar y otro que deben incorporarse al mercado laboral porque no pueden sostener sus estudios.
“La inflación la debemos tomar en cuenta porque habrá estudiantes que no tendrán todas las posibilidades económicas y que tendríamos que ser sensible a ellos”, destacó el investigador.
AFM